Se habla mucho de la mentalidad emprendedora y de lo importante que es, pero a la hora de poner una idea de negocio en marcha también debemos prestar especial atención a la mentalidad perdedora, porque nuestro objetivo será alejarnos lo máximo posible de ella. Igual que podemos encontrar personas tóxicas a nuestro alrededor, a veces somos nosotros mismos quienes nos saboteamos.
La actitud con la que nos enfrentamos a los problemas es fundamental para salir airosos de ellos. No se trata de que vayamos a solucionarlo todo solo por pensar que podemos hacerlo, pero si pensamos que no podemos hacerlo, nos vamos a acabar autoconvenciendo de ello y eso sí nos va a llevar a fracasar.
7Trabajando en el cambio
No se puede pasar de una mentalidad perdedora a una ganadora en un momento, pero poco a poco se consiguen cambios importantes. El objetivo final es ganar resiliencia, que es la capacidad para poder hacer frente a situaciones estresantes y además poder extraer algo positivo de ellas.
Para conseguirlo, lo mejor es plantearse pequeñas metas e incluso fijar recompensas para cuando se alcancen. Esto estimula a la persona a seguir avanzando poco a poco. Así va perdiendo el miedo al fracaso y se ve en la necesidad de tomar decisiones. Una vez superados los primeros obstáculos y conseguidos los primeros logros, todo empieza a ser mucho más fácil.
Al final lo importante es no resignarse a tener una mente perdedora. Igual que otros rasgos de nuestra personalidad, este también lo podemos cambiar. Quizá ese miedo al fracaso no termine de desaparecer del todo, pero será mucho más controlable y no supondrá un obstáculo para sacar un proyecto de negocio adelante.