Se habla mucho de la mentalidad emprendedora y de lo importante que es, pero a la hora de poner una idea de negocio en marcha también debemos prestar especial atención a la mentalidad perdedora, porque nuestro objetivo será alejarnos lo máximo posible de ella. Igual que podemos encontrar personas tóxicas a nuestro alrededor, a veces somos nosotros mismos quienes nos saboteamos.
La actitud con la que nos enfrentamos a los problemas es fundamental para salir airosos de ellos. No se trata de que vayamos a solucionarlo todo solo por pensar que podemos hacerlo, pero si pensamos que no podemos hacerlo, nos vamos a acabar autoconvenciendo de ello y eso sí nos va a llevar a fracasar.
5¿Por qué aparece este tipo de mentalidad?
Hay personas que son especialmente pesimistas por naturaleza, y esto es algo difícil de corregir. Pero este tipo de personalidades no suelen lanzarse a emprender porque no son capaces de afrontar bien el miedo al fracaso. El verdadero problema es cuando la mentalidad perdedora hace acto de presencia en alguien que hasta el momento no la ha tenido.
Las causas de que aparezca pueden ser muy variadas y suelen estar relacionadas con problemas personales y profesionales. Si se juntan varias situaciones problemáticas y el emprendedor no es capaz de ver una salida, lo más seguro es que empiece a agobiarse y su autoestima empiece a erosionarse. Si la cosa se complica todavía más, puede acabar desembocando en una fuerte crisis emocional.