Romanticismo, champagne, gastronomía y masajes para dos. Son sólo algunas de las sugerentes propuestas del Hotel CoolRooms Palacio de Atocha para celebrar por todo lo alto la fecha más romántica del año, San Valentín. Como curiosidad, destacan las dimensiones de sus habitaciones, las más grandes de un hotel en el corazón de Madrid -entre 34 y 110m2-. A la majestuosidad de sus espacios, este 14 de febrero se une una campaña inspirada en el cine más romántico de la historia, con la firma de Hollywood y el sello de la casa: lujo y calidad.
El hotel cuenta con 5 Deluxe Rooms (34m2), 8 Premium Rooms (45m2), 9 Junior Suites (60m2), 7 Suites (70m2), 3 Master Suites (70-110m2) y 2 Coolsuites (90-104m2), cada una de ellas diseñada individualmente para proporcionar distintas experiencias.
Love Actually, Love Story, Desayuno con diamantes y La princesa prometida, son cuatro de las propuestas, aunque la estrella será la suite en la que se han vivido rodajes de películas, sesiones de fotos con grandes celebridades o exclusivos eventos, aunque para esta fecha se convertirá en una habitación tan palaciega como sus frescos o su característica chimenea.
La cena para dos se acompañará de champagne y frutas con chocolate y, además, de un masaje de esencias para dos en el salón de la habitación, sin olvidar el desayuno del día siguiente.
Situado en el madrileño Barrio de las Letras, uno de los puntos más céntricos de la capital, a un agradable paseo del Museo del Prado, la Plaza Mayor, el Parque del Retiro o la Gran Vía. Sus 34 habitaciones son la mejor base de operaciones para lanzarse a descubrir la personalidad tan variada de sus zonas vecinas: desde la riqueza multicultural y castiza de Lavapiés hasta la energía canalla de Malasaña, la alegría tolerante y desenfadada de Chueca o la agitación estimulante de Huertas, con una de las mejores ofertas de restauración de la ciudad.
Ubicado en el antiguo palacio de 1852 de Nemesio Sancha, alto funcionario del Ministerio de Ultramar y caballero de la Orden de Carlos III, anteriormente alojó una ermita y un convento, y hoy sus habitaciones recogen el testigo con una fusión perfecta de la estética palaciega y el más sobrio diseño contemporáneo.
Sus paredes han sido testigos del discurrir de las épocas y la aparición del lujo en Madrid, como muestran las columnas de hierro fundido en la planta principal –testimonio de la vanguardia arquitectónica y artística en el momento de su construcción– o la fuente de granito original que recuerda a la llegada del agua corriente al edificio. Su entrada, vigilada por la figura del dios Hermes, transmite la nobleza del edificio, y su paso de carruajes, con imponentes techos de 7 metros de altura, conduce en línea recta a un jardín secreto con una alberca.
En el interior del hotel se han recreado las estampas de las sucesivas épocas de la ciudad, tanto en el jardín y la alberca como en el paso de carruajes (que hoy acoge la recepción) o en la espléndida escalera declarada bien de interés cultural por Patrimonio, donde Nemesio Sancha hizo que sus arquitectos reflejaran alusiones a su condición de abogado –empleando decoración con lictores– y sus éxitos en el mundo del comercio llenando todos los espacios con la imagen del dios Hermes enmarcado por ramas de laurel en alusión al éxito y al triunfo.
Entre los tesoros que han sobrevivido al paso del tiempo destacan la espectacular fachada principal de la calle Atocha, su majestuoso portón de entrada–que ha sido decapado para recuperar su color original– o el patio del actual bar.