Las patatas bravas conforman una deliciosa (y muy apetitosa) opción para preparar nuestro estómago antes de los primeros platos, o como principal, por qué no. En ello, y más allá de que sean muy factibles para sacarnos de algún apuro, existen varias formas de comerlas, a cada cual más rica y sencilla que la anterior.
El secreto de las mismas patatas bravas no es otro que conseguir con ellas que estén tiernas por dentro y crujientes por fuera. Y a partir de ahí podemos hacer un montón de variedades, como te presentamos a continuación desde nuestro portal de MERCA2. Al estilo tradicional madrileño, con chorizo… incluso como las de Chicote. ¡Que aproveche!
7Las bravas con vino, sólo apto para los más refinados
Elegidas por numerosos restaurantes y chefs, encontramos otras patatas bravas que han crecido muy bien por su valoración y sabor, pero sobre todo porque se hacen muy distinguidas.
Hablamos, en concreto, de las bravas con vino. Las mismas, muy populares desde hace décadas por todos los rincones españoles. En su caso, sí que tenemos que decir que cuestan un poco más de hacer…
Pero su sabor es más intenso. Su preparación consiste en pelar la cebolla, lavarla y picarla. Será entonces cuando las doraremos en la sartén con un chorrito de aceite de oliva. Ahí, entonces, pelaremos las patatas, las cortaremos en gajos y las añadiremos a esa sartén caliente de cebolla. Será cuando, sin sacar la cebolla ni las patatas, quitaremos el aceite e incorporaremos el vino blanco. Ahí añadiremos nuestra salsa brava de tomate y pimentón. Sólo apta para los paladares más refinados.