De carne, de berenjena, de calabacín, de atún… las posibilidades que se enmarcan dentro de la palabra lasaña son infinitas. Eso sí, como mínimo, debe tener cuatro capas de pasta. El relleno, como se ha visto, va a gusto del consumidor. Y, si se habla de pasta, el origen, claro está, es italiano.
Jonatan Armengol, el único crítico invidente de España, se ha puesto manos a la obra con la lasaña que se vende en el supermercado: tres de marca blanca y una de fabricante. Y la pregunta que se ha hecho antes de probarlas es si se puede sobrevivir con una lasaña de estas características. Sorpresas te da la vida.