La opa lanzada por el fondo de Australia IFM Global Infrastructure Fund por el 22,68% de Naturgy es un punto y seguido en la historia de la empresa nacida en Barcelona en 1843. Más de 5.000 millones de euros están sobre la mesa. Una historia que arrancó para dar luz, en sentido literal, a los habitantes de Barcelona, y que ahora puede llenar los bolsillos australianos.
Todo arrancó en un concurso mediante el cual, el ayuntamiento de Barcelona pretendía reducir el gasto en alumbrado público. Su intención era clara: bajar esa partida a la mitad. “Los 2.280 faroles existentes de aceite representan un gasto anual de 38.461 duros, 18 reales y 33 céntimos, y los nuevos 652 faroles que los sustituirán costarán solo 19.248 duros, 9 reales y 10 céntimos al año”, decía un informe del consistorio.
Dos fueron las propuestas presentadas. Las dos, francesas. Ganó la de Charles Lebon. Pero necesitaba pagar la fianza: 25.000 duros. Ahí es donde entra en juego la familia Gil, con Pedro Gil Babot a la cabeza, flanqueado por sus hijos. El clan había hecho fortuna gracias al comercio marítimo. Llegó a poseer doce buques. Por ejemplo, llevaba vino de Mallorca a San Peterbursgo. Ellos facilitaron el dinero a Lebon.
El también diputado, que llegó a firmar la Constitución de 1837, tuvo once hijos. Tres de ellos, Pedro, José y Pablo Gil Serra, fueron los artífices de SCAG (la Sociedad Catalana para el Alumbrado por Gas). Había que buscar emplazamiento para la nueva fábrica. La Barceloneta, cerca del puerto que poseía la familia Gil, fue el enclave elegido. Allí llegaría el carbón que sería destilado y que serviría de materia prima.
Fue el 28 de enero de 1843, con el estado de sitio implantado en Barcelona tras levantarse la ciudad contra el regente Espartero, cuando se constituyó la Sociedad Catalana para el Alumbrado por Gas. El móntate del capital fue de seis millones de reales de vellón, lo que hoy vienen a ser unos nueve mil euros. Los estatutos establecían una duración para su actividad de dos décadas. Lebon y los tres hijos suscribieron conjuntamente el 85% del capital emitido. Dos años después, la compañía contaba con 224 accionistas, la mayor cifra de España en esa época.
LLEGA LA ELECTRICIDAD
Los socios no comenzaron a llevarse bien. De ahí que Lebon consiguiese por parte del ayuntamiento la concesión del gas, una vez había finalizada la anterior. SCAG cambió su estructura jerárquica, y llegó a un acuerdo con el francés. El motivo no fue otro que la llegada de un enemigo común: la electricidad.
Ya en 1911, y para hacer frente a las empresas que se basaban en hidroelectricidad, SCAG constituyó con el grupo Bertrand la Sociedad General de Fuerzas Hidroeléctricas. Su fin era explotar las concesiones hidráulicas que la familia había obtenido en los Pirineos. Ante el intento de compra de todas las acciones por parte de Barcelona Traction, SCAG contraatacó comprando la Propagadora del Gas, la Energía de Sabadell y la totalidad de Central Catalana de Electricidad. Ante tal amalgama, cambió su nombre por el de Catalana de Gas y Electricidad.
La Guerra Civil, y la posterior posguerra, fueron años duros para la compañía. Los barcos de hulla que llegaban a Barcelona, cuyo origen eran las minas que tenía la empresa en Asturias, eran embargados. El destino final era Renfe, declarado como “servicio prioritario”.
CAMBIO DE RUMBO
Otro desembarco, el del Plan de Estabilización de 1959, cambió el rumbo de Catalana de Gas. Fue el punto de partida de su modernización, que tuvo nombre propio: gas natural. En 1963, el carbón se sustituye por la nafta. Y, dos años después, adquiere la Sociedad Compañía Española de Gas. En ese 1965, se constituye Gas Natural, cuya razón de ser era la importación de gas natural procedente de Libia y Argelia. Habrá que esperar a 1969 para ver llegar el gas natural a Barcelona.
Con la democracia asentada en España, en 1991, se produce el acuerdo de fusión por absorción de Gas Madrid por parte de Catalana de Gas. También se aportan los activos de distribución de gas canalizado de Repsol. Un paso más se dio con la adquisición de Enagás. Se creaba el grupo Gas Natural. Repsol y La Caixa fueron sus máximos accionistas.
Ya en 2009, llegó la absorción de Unión Fenosa por parte de Gas Natural. Habrá que llegar a 2018 para ver el cambio de nombre: Naturgy. Según explicó Francisco Reynés, su presidente, el nombre representa el intento por parte de la compañía de mostrar al mundo “sus aspiraciones internacionales”. Tanto que, desde Australia, en el otro extremo del globo terráqueo, se han mostrado interesados por una compañía que la primera vez que salió del territorio catalán fue en 1866. Entonces, compró las fábricas de gas de Sant Andreu del Palomar, Sevilla y Ferrol. Hoy, el fondo IFM quiere formar parte de ella. El Gobierno de Pedro Sánchez, en virtud de las leyes vigentes sobre protección de empresas energéticas, será juez y parte.