Zigzaguea una serpiente informativa que aparece de vez en cuando al fondo de la pista mediática: la reapertura en España de Google News, servicio que tras seis años desaparecido en nuestro país podría volver si el Ministerio de Cultura en la Ley de Propiedad Intelectual que prepara se carga el llamado ‘canon AEDE’, tan justo como ineficaz.
El mastodonte californiano enreda con acierto por nuestro país con una decena de acuerdos con los que pretende presionar al Gobierno de España, que no parece enterarse ante qué tipo de adversario se enfrenta.
«REHENES TECNOLÓGICOS»
Antonio Fernández-Galiano ha sido uno de los escasos editores españoles que ha sido capaz de denunciar «el abuso de posición dominante flagrante de Google», que se reparte el 80% de la publicidad digital con Facebook.
El CEO de Unidad Editorial, y presidente de la Asociación de Medios de Información (AMI), aseguró este pasado octubre que esta anomalía sitúa a todos los medios de comunicación en «rehenes tecnológicos» del gigante del buscador.
CREANDO CLIMAS PROPICIOS A SUS INTERESES
Google podría aprovechar la fragmentación de los editores españoles, alérgicos al corporativismo, para conseguir a precio de saldo el regreso de News mediante acuerdos con periódicos influyentes para el Gobierno.
Esta compañía, que de cuando en cuando ya se saca de la manga subvenciones caprichosas a determinados medios con la excusa del desarrollo tecnológico, sabe que el negocio lo tendría en crear noticias propias y cobrar por mostrar enlaces de periódicos, en vez de pagarles.
Pero Google, a pesar de que se presenta como una compañía ultramoderna del siglo XXI, sabe que en Europa tiene que sacar la chequera para evitar climas adversos a sus intereses.
Es decir, que los periodistas comiencen a sacar el fusil por la dictadura el SEO de esta compañía, que los editores digan ‘basta’ y que el Gobierno les comience a freír a multas tan arbitrarias como sus cambios de algoritmo (el pasado año el Core Update provocó tres terremotos digitales).
«MONOPOLIO PREDADOR»
La Comisión Federal de Comercio de los Estados Unidos filtró en 2012 a The Wall Street Journal que Google hace un uso predatorio de su condición de monopolio en la búsqueda con el fin de perjudicar a posibles competidores.
Enrique Dans recuerda que «competir con Google es prácticamente imposible. Si te esfuerzas por ofrecer un servicio en la web y te va bien haciéndolo, tu crecimiento llamará su atención, y en no mucho tiempo, desarrollará un servicio similar, utilizando si hace falta para ello la información que extrae de tus propias páginas – páginas que no puedes evitar que vea, porque eso conllevaría no salir en sus resultados y convertirte en completamente invisible, lo que equivale en la practica a cometer un ‘SEOcidio'».
El influyente bloguero recuerda que «durante muchos años Google ha llevado a cabo esta estrategia sin ningún tipo de pudor: con negar los hechos, por evidentes que estos fuesen, le ha bastado. Cuando empezó a sentir que el cerco se cerraba un poco, pasó a tratar de disimular mediante la adquisición de compañías».
LA LECCIÓN FRANCESA
En Francia periodistas, editores y Gobierno no hacen la guerra por su cuenta y Google se ha visto obligada a rascarse el bolsillo. El buscador recibió cien millones de euros de multa prenavideña por su política de cookies.
Este oportuno dardo llegó mientras el gigante negociaba con la patronal de la prensa, Alianza de Prensa de Información General (APIG). La pasada semana la APIG daba a conocer un acuerdo con Google, que al fin acuerda con pagar a los editores en concepto de ‘derechos afines’.
Esta figura es una disposición parecida a los derechos de autor y fue creada vía directiva europea. La intención de la UE es mejorar la distribución de los ingresos digitales con la intención de salvar la vida de periódicos y agencias de prensa, moribundas mientras Google colecciona millonarios beneficios.
Google y la APIG aseguraron que el pacto es «la culminación de muchos meses de negociaciones en el marco establecido por la Autoridad de Competencia» y afirman que el acuerdo «establece el marco dentro del cual Google negociará acuerdos de licencia individuales con los miembros» de APIG.
La compaía estadounidense incorpora a los periódicos franceses a News Showcase, programa que remunera a los medios por una selección de contenidos cuyo precio se calcula «en base a criterios como, por ejemplo, la contribución a la información política y general, el volumen diario de publicaciones o la audiencia mensual en internet».
ESPAÑA ESTÁ EN PEOR SITUACIÓN
La negociación de Google y APIG nació por vía judicial: en 2019 la prensa gala denunció al buscador por violar los derechos afines y en 2020 Competencia obligó a la compañía estadounidense a negociar «de buena fe» con los editores, afectados porque Google se intentó vengar de ellos haciéndoles menos visibles en la explotación de contenidos que no solo son el cuerpo del artículo (títulos, fragmentos o ilustraciones).
En España ni el Gobierno parece enterarse de la posición de Google, ni los editores están cohesionados como para negociar con una compañía tecnológica que de forma acertada está ‘comprando’ a medios estratégicos. Veremos…