La censura de Twitter, Facebook y Youtube a un mandatario incendiario como Donald Trump, arrinconado por una posible inhabilitación tras llamar a la sedición ante el Capitolio, está removiendo ríos de tinta en las páginas de actualidad de medio planeta.
Paradójicamente, la derecha más reaccionaria y menos sensible hacia la libertad de expresión se está erigiendo de forma victimista en defensora de la misma. Y parte la izquierda, que se presentaba como garante de los derechos colectivos, calla de forma desafortunada.
VENGANZA CONTRA FACEBOOK
Santiago Abascal no parece muy molesto con la ‘ley mordaza’, pero la censura a Trump ha motivado que intente liderar una campaña prolibertad en España: «Las ‘bigtech’ no pueden convertirse en policías globales del pensamiento».
«Y mucho menos de un pensamiento sectario, que guarda sitio para talibanes, terroristas y chavistas y censura a los disidentes. Estamos ante una amenaza global a las libertades fundamentales», añade el presidente de Vox.
Su periódico más afín, La Gaceta de la Iberosfera, se jacta de la caída de dos de los gigantes estadounidenses de la información: «Twitter y Facebook han perdido 51.000 millones de dólares desde la censura a Trump».
ENFADO DE LA DERECHA MEDIÁTICA
Algunos aliados mediáticos de Vox se han dado de baja en las redes. Luis del Pino, locutor de Es Radio, ha anunciado que se marcha de Facebook: «Ante la censura de Donald Trump por parte de Facebook, os comunico que aquí termina mi participación en esta red social. No me gusta participar en medios progres y está claro que Facebook ha dejado de ser un medio neutral».
«Este es, por tanto, mi último mensaje aquí. Dejaré abierta la cuenta simplemente para que sea legible este mensaje y sepáis dónde podéis encontrarme en lo sucesivo: estaré en Gab y en Parler, con el nick @ldpsincomplejos. Un abrazo a todos y gracias por seguirme en esta red a lo largo de los años. Nos vemos en los medios y las redes libres», explica.
REACCIONES INTERNACIONALES
El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, alejado de la ideología trumpista, no ha apluadido la medida de Facebook o Twitter: «Les adelanto que la primera reunión que tengamos del G20 voy a hacer un planteamiento sobre este asunto». El mandatario asegura que no se puede alentar a la violencia, pero este hecho, según él, «no puede ser motivo para suspender la libertad de expresión».
En Rusia, que no están para dar demasiadas lecciones de libertad de expresión, la diplomática Maria Zajarova afirma que «la decisión de las plataformas estadounidenses de internet de bloquear las cuentas del jefe de Estado se puede comparar con una explosión nuclear en el ciberespacio. Los efectos secundarios son peores que la destrucción. Se asestó un golpe a los valores democráticos profesados por la sociedad occidental».
ARGUMENTOS SIN TRABAJAR
Los gigantes tecnológicos, armados de unos algoritmos incomprensibles en los que el Estado no tiene ni voz ni voto, parecen querer dar argumentos al trumpismo internacional. Y es que Twitter afirma que ha echado a Trump por ‘violar sus políticas’ con dos mensajes inofensivos.
«Los 750.000 patriotas americanos que votaron por mí, América primero y hagamos grande a América de nuevo, tendrán de nuevo una voz gigante en el futuro. No serán tratados injustamente ni irrespetuosamente de ninguna manera» y «Para todos los que me preguntan, no acudiré a la inauguración (investidura) el 20 de enero».