Ya llevamos unas cuantas semanas instalados en la nueva normalidad y poco a poco nos hemos ido acostumbrando a los cambios que se han producido en nuestras vidas. El gel hidroalcohólico es ya indispensable en nuestro bolso o mochila, y ya nunca salimos de casa sin coger las mascarillas. Aunque estos elementos nos protegen y llevarlos es además un acto de solidaridad y cuidado con el resto de personas con las que nos vamos a cruzar, lo cierto es que su uso tiene algunos inconvenientes.
Si usas gafas ya te habrás dado cuenta de que, a priori, las gafas y las mascarillas parecen ser incompatibles. No es nada extraño que cuando te las pones las lentes se empañen y te hagan pasar unos segundos complicados mientras esperas a que vuelvan a su estado normal, y más si son gafas graduadas. Pero que no cunda el pánico, podemos ir bien protegidos y a la vez seguir llevando las gafas sin tener que preocuparnos por el empañamiento, basta con aplicar unos pequeños trucos.
3El truco de ajustar las mascarillas
Otra forma de evitar el problema del vaho en las gafas es escoger mascarillas que queden bien ajustadas. Cuanto más espacio espacio abierto quede por encima de la nariz más probable es que el vaho exhalado empañe las gafas. Además, una mascarilla que no se ajusta bien puede ser un riesgo, hay que escogerla de la talla y de los materiales adecuados.
En este sentido, lo más recomendable es optar por modelos que se ajusten muy bien en la parte de arriba, siendo recomendables los diseños que llevan pieza metálica en su parte superior. Hay que ajustar esta pieza para que la mascarilla quede bien sujeta (sin exagerar), minimizando el hueco entre la piel y la mascarilla, así evitamos que el vaho suba hacia arriba. Por otro lado, es conveniente ponerse primero la mascarilla y luego las gafas.