Los mercaurantes se han asentado en la sociedad. Llegaron hace un par de años, siendo Mercadona uno de los supermercados pioneros, y a pesar del coronavirus, se han consolidado como una opción más que interesante para solteros y parejas que no tienen tiempo de cocinar -con o sin teletrabajo-. Hay que reconocerle a Juan Roig la visión que ha tenido la cadena de supermercados apostando fuerte por este formato de comida lista para comer. El nombre, como siempre, al estilo Mercadona: “Listo para comer”. Las sensaciones en este primer año más allá de la prueba inicial en las grandes ciudades son muy dispares: hay quien reitera que se ha superado, y otros que lo consideran más caro que los congelados o platos preparados habituales pero no mejores que el restaurante. ¿Cuáles son esos platos preparados de Mercadona que es mejor no probar?
En esta review de productos de Mercadona no especialmente recomendados, nos centraremos tanto en los productos de Listo para Comer, que abrió en 2018, y también algunos de los clásicos precocinados que siguen en sus lineales y que, aunque demandados, no son especialmente recomendados.
3BERENJENA RELLENA… DE DEMASIADO QUESO
Aunque la mayoría de los platos preparados de Listo para Comer en Mercadona ha obtenido el aprobado generalizado, sin ser de restaurante, pero bastante decente por el precio de algunos productos, hay otros que se han estrellado. En la sección de verduras tenemos la lasaña vegetal que ha triunfado, y como contrapartida, las berenjenas rellenas. ¿El motivo de esta diferencia? Las berenjenas llegan siempre frías -en la pasta eso tiene menor relevancia-, el relleno, aunque no es llamativamente escaso, se queda corto, sobre todo si quitamos todo el queso que le han puesto encima. Cuando se pone mucho queso, o mucha salsa, algo hay que enmascarar. En el plato de las berenjenas, un sabor no especialmente agradable.
Por desgracia, no podemos compararlas con otras ya congeladas o de los preparados de Mercadona, porque es una novedad. No muy afortunada. Lo único bueno que tienen es que de precio, en su caso, podría llegar a merecer la pena por no prender el horno y que suba la factura de la luz.