El trabajo autónomo tiene muchas vertientes, y en algunos casos el profesional debe hacer frente a unos gastos directos para poder ejercer su trabajo. Por ejemplo, el fotógrafo contratado para hacer una sesión de fotos puede tener que desplazarse a otra ciudad y esto va implicar unos gastos de transporte y de alojamiento. Para que esto no suponga un problema, la mejor opción es pedir una provisión de fondos al cliente.
Así el profesional se asegura de que no va a tener que cubrir de su propio bolsillo los gastos que implique prestar un servicio o entregar un producto. La otra alternativa son los gastos reembolsables, en los que el autónomo adelanta el dinero y luego se lo cobra a su cliente, pero esto implica que el profesional debe arriesgar primero su dinero. De esta forma, si al final no cobra la factura, no solo no ganará dinero, sino que podría estar perdiéndolo.
3La provisión de fondos en la contabilidad siendo autónomo
Durante un tiempo hubo mucho debate sobre cómo debía ser la gestión contable de las cantidades percibidas en concepto de provisión de fondos, pero esta cuestión la resolvió la dirección General de Tributos a través de una consulta vinculante de 4 de septiembre de 2009. En ella se establece que en estos casos hay que emitir factura.
El autónomo que recibe cantidades en concepto de provisión de fondos ha de emitir una factura y reflejar esta situación en su contabilidad. La cuenta contable de la provisión de fondos puede ser, según el criterio de la Dirección General de Tributos, la cuenta 417, que es aquella en la que se registran los anticipos a acreedores por la prestación de servicios.