El trabajo autónomo tiene muchas vertientes, y en algunos casos el profesional debe hacer frente a unos gastos directos para poder ejercer su trabajo. Por ejemplo, el fotógrafo contratado para hacer una sesión de fotos puede tener que desplazarse a otra ciudad y esto va implicar unos gastos de transporte y de alojamiento. Para que esto no suponga un problema, la mejor opción es pedir una provisión de fondos al cliente.
Así el profesional se asegura de que no va a tener que cubrir de su propio bolsillo los gastos que implique prestar un servicio o entregar un producto. La otra alternativa son los gastos reembolsables, en los que el autónomo adelanta el dinero y luego se lo cobra a su cliente, pero esto implica que el profesional debe arriesgar primero su dinero. De esta forma, si al final no cobra la factura, no solo no ganará dinero, sino que podría estar perdiéndolo.
2¿Para qué le sirve al autónomo la provisión de fondos?
La principal diferencia entre el anticipo y la provisión es que esta última solo se puede pedir con la finalidad de cubrir los gastos que al profesional le genera el ejercicio de su actividad. La cantidad que se solicita depende mucho de los gastos que prevea el autónomo que va a tener que afrontar.
En la mayoría de los casos la provisión de fondos puede alcanzar hasta el 50% del precio pactado para el servicio o producto, pero puede ser una cantidad mayor e incluso menor. A veces, el profesional prefiere ir sobre seguro y pedir una provisión de fondos que sea casi de la totalidad del precio final.