Hunosa apuesta por abandonar el carbón como principal combustible y sustituirlo por la biomasa forestal en la central térmica de La Pereda. El proyecto, con una inversión estimada de 41 millones de euros, responde a los objetivos de consolidar la viabilidad de la compañía, contribuir a una economía limpia y sostenible y a vertebrar el territorio afectado por el cierre del carbón. El plan pretende mantener los 73 puestos de trabajo actuales y generar casi 200 nuevos, principalmente con la gestión de la biomasa forestal.
El Grupo minero ha dado el visto bueno al Plan de Transformación de la planta de carbón asturiana. Se trata del proyecto que garantiza la supervivencia de la principal fuente de ingresos de la compañía y un gran paso en el papel que Hunosa pretende asumir en la transición justa a una economía descarbonizada.
Tras este trámite, el proyecto deberá recibir la autorización del Consejo de Administración de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), accionista universal de Hunosa, y pasar por el correspondiente proceso de subastas de energías renovables.
El grupo termoeléctrico de La Pereda ha sido el principal exponente de la diversificación que Hunosa decidió emprender ya en los años ochenta y se construyó a mediados de la década de los noventa. Desde su construcción ha sido un ejemplo de central termoeléctrica con menores emisiones de gases con efecto invernadero y a ello se sumó la planta de captura de CO2, financiada por la UE y que como proyecto de I+D ha sido un éxito.
El uso de la biomasa como combustible se enmarca en el proceso de descarbonización y la economía circular, apostando por una economía limpia, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la mejora de la eficiencia energética y el impulso de la generación de energía eléctrica a partir de fuentes de energía renovables. Además, este proyecto tiene vocación de ayudar al necesario impulso de la gestión forestal de los bosques, una asignatura pendiente en una parte importante de los montes asturianos.
El plan también incide en la transición justa, sin dejar de lado el impacto en el empleo, considerando en particular a los puestos de trabajo afectados por el cierre de instalaciones dependientes del carbón. El impacto socioeconómico del proyecto de la nueva Pereda es muy relevante debido tanto al mantenimiento de los empleos actuales como a la generación de nuevos puestos de trabajo, principalmente derivados de la gestión forestal y tratamiento de la biomasa. Según el proyecto, se mantendrán los 73 empleos actuales en la planta y se estima la creación de 197 nuevos puestos de trabajo.
MODIFICACIONES TÉCNICAS DE LA CENTRAL
El proyecto supone un conjunto de modificaciones técnicas en las instalaciones como la adaptación de la caldera, incorporación de una tecnología que incrementa la potencia neta de la planta con la mejora de la eficiencia del ciclo de refrigeración y un sistema de almacenamiento logístico del combustible. Estas modificaciones requerirán una inversión aproximada de 41 millones de euros.
La transformación de La Pereda a la biomasa “es uno de los principales proyectos recogidos en el Plan de Empresa de Hunosa 2019-2027 y una pieza fundamental para garantizar la viabilidad de la empresa y todo el Grupo”, destaca el presidente de la compañía, Gregorio Rabanal.
El Plan de La Pereda está alineado con las políticas energéticas que se están desarrollando a nivel español y europeo y pretende dar respuesta a un triple objetivo: asegurar la rentabilidad de la central y de Hunosa, contribuir a una economía limpia y sostenible y favorecer la vertebración de la región y comarcas afectadas.
OPORTUNIDADES TRAS EL CIERRE DEL CARBÓN
El apagón definitivo de las centrales de carbón en España es sólo cuestión de tiempo. Autorizados los cierres de las plantas ahora la discusión se centra en los planes de acompañamiento a estas clausuras y a las alternativas energéticas que ocuparán el espacio que llenaba el carbón.
La central de As Pontes (A Coruña) de Endesa se debate entre el achatarramiento de la planta o su continuidad sustituyendo el carbón por biocombustibles, lodos y otros residuos agroforestales.
En el entorno de la térmica de La Robla (León) de Naturgy, que se clausuró el pasado verano, se va a desarrollar la mayor planta de hidrógeno verde de España, con el objetivo de producir hasta aproximadamente 9.000 toneladas al año de hidrógeno renovable, a partir de una planta fotovoltaica de 400 megavatios (MW) y un electrolizador de hasta 60 MW.
Enagás y Naturgy se ha aliado para llevar a cabo esta instalación dentro de su estrategia por cerrar la generación con carbón. El proyecto de la incipiente tecnología verde permitirá además ofrecer una solución en el marco de la transición justa al cierre del carbón, que debe conllevar planes de acompañamiento que velen por la continuidad de la actividad y el empleo en las zonas afectadas.
Si bien EDP no entró desde el principio en el acuerdo triparto por la transición justa entre las propietarias de centrales térmicas en proceso de cierre -Endesa, Iberdrola y Naturgy-, el Gobierno y los sindicatos, lo cierto es que su búsqueda de alternativas al carbón aventaja a la de sus competidoras.
La central térmica de Aboño 1 de EDP ya tiene plan de acompañamiento al cierre y futuro garantizado hasta 2030: funcionará con los gases siderúrgicos de la factoría de ArcelorMittal en Gijón (Asturias). Mientras todo está en marcha en Aboño, el futuro de otras térmicas como As Pontes, Narcea o Lada, siguen siendo una incógnita.