Los grupos Barceló y Globalia ratificaron su acuerdo de fusión de sus agencias de viajes, Avoris y Halcón Viajes. Un movimiento que se cerró en 2019, pero que la pandemia ha retrasado hasta ahora. La operación recuerda a otros movimientos defensivos en distintos sectores, especialmente en el bancario al fusionar ladrillo, para enfrentar (dicen) a los gigantes tecnológicos. El problema es que tras la irrupción del covid-19 la maniobra de ambos grupos turísticos recuerda más a las desastrosas fusiones frías de las cajas de ahorros, juntar dos empresas quebradas, qué a las actuales, más perfiladas a la rentabilidad.
Para empezar, ambas han tenido que ser rescatadas, como condición sine qua non, para poder ejecutar la operación. Un comienzo que retrotrae a muchos años atrás. Así, la idea de juntar dos entes quebrados para crear uno mayor que pueda ser rentable no es nuevo. En España ya se vivió con las llamadas fusiones frías de las cajas de ahorros. «Fusionar o cuasifusionar entidades con problemas (…) provocó resultados desastrosos«, advirtió hace no mucho el presidente de la Asociación de Inspectores del Banco de España, Pedro Luis Sánchez Ruiz.
Pese a las dudas, los altos ejecutivos de las compañías si han sacado provecho de todo ello. El cierre de las negociaciones en 2019 provocó una serie de pagos extraordinarios muy rentables para ellos. Así, en las cuentas de la sociedad dominante de Avoris, Avoris Retail División, se detalla que la remuneración recibida por el personal de alta dirección se aumentó un 20%, al pasar de 4,5 a 5,4 millones. Por su parte, Halcón Viajes distribuyó un dividendo extraordinario superior a los 7,5 millones que, después, sirvió para pagar uno más grande de Globalia a los Hidalgo.
LA UNIÓN DE GLOBALIA Y BARCELÓ, UNA DEUDA DE VÉRTIGO
¿Podría pasar lo mismo que con las cajas? En principio, no. Pero la respuesta no es tan clara, al menos, ahora. El problema principal de uno y otro es su enorme volumen de deuda, incluso por encima del covid-19. Así, solo las agencias de viajes sumaban pasivos por valor de más de 450 millones a 31 de diciembre. Una cifra que probablemente sería mayor antes, al formar parte de una compleja red de filiales y dominantes con préstamos entre ellas, y ahora, por los efectos de la pandemia. Aun así, las inyecciones de capital deben estar destinadas a suplir ese desfase.
Hasta ahora, el volumen de dinero público recibido por Globalia y Barceló empieza a asemejarse a algunas de las cajas rescatadas. Así, la primera recibirá un montante cercano a los 615 millones, entre préstamos ordinarios, participativos y avalados por el ICO, mientras que Barceló contará con 240 millones. En total, suman más de 850 millones, en la ecuación entran más agujero como Air Europa. Una cifra superior a lo pagado, por ejemplo, en el rescate de CajaSur. Aunque el problema no es la inyección en sí, que está aprobada, sino futuras pérdidas.
Al igual que en su momento ocurrió con las cajas, la inyección de capital público está destinado a sanear el balance. Las entidades de ahorro buscaban compensar los impagos, mientras que Globalia y Barceló cancelar las deudas pendientes. Aunque enfocadas a un escenario optimista. Para las primeras, el dinero inicial no bastó porque la situación nunca se recuperó y la morosidad fue mucho peor de lo esperado. Un ejemplo es Banco de Valencia, perteneciente a la nueva Caixabank, que todavía consume capital. En el caso de ambas agencias puede ser una recuperación mucho más lenta.
¿NECESIDAD DE UN PRÓXIMO RESCATE PARA AVORIS Y HALCÓN VIAJES?
La posibilidad de una recuperación más lenta siempre ha estado sobre la mesa, aunque ahora la nueva variante (que más preocupa) es un nuevo parón obligatorio más estricto. En otras palabras, eliminar cualquier ingreso como mínimo hasta junio. La razón que subyace a lo anterior es la probable propagación por toda la región europea de la nueva cepa de covid-19 descubierta en Reino Unido. Una variante que por su mayor capacidad de infección podría volver a frenar el seco al turismo en los siguientes meses.
En el nuevo escenario habría que añadirle que hay regiones muy rentables para ambas firmas en las que no podrán operar en mucho tiempo. En concreto, Latinoamérica. Lo anterior, de materializarse, provocaría nuevas pérdidas patrimoniales públicas, aunque se crea que ya no se puede. De hecho, unas condiciones tan desfavorables podrían implicar desde quitas en los préstamos concedidos, el Estado avala la mayoría ya sean directos o través del ICO, hasta nuevas inyecciones de liquidez.
A lo anterior hay que añadirle un detalle hasta ahora olvidado: la firma surgida deberá tener una capacidad de inversión fuerte para enfrentar los retos en el negocio. En concreto, para enfrentar a gigantes como Booking o Airbnb que ya le comen los ingresos de forma acelerada a ambas agencias. Se le puede añadir que esa necesidad se ha vuelto más vital que nunca por el efecto de la pandemia, que ha acelerado la venta online. En definitiva, por ahora la fusión responde más a un salvamento ordenado que a otra cosa.