Lo que diferencia a una persona que lo arriesga todo para poner un proyecto de negocio en marcha, de otra que nunca se atreve a dar el paso, es la mentalidad emprendedora. Porque la herramienta más importante que tiene un emprendedor está precisamente en su cabeza. No se trata solo de la capacidad para generar buenas ideas, sino de la capacidad de ser capaz de sacarlas adelante y no sabotearse a sí mismo.
Emprender es un proceso fascinante, pero también muy duro. Quien pone en marcha un negocio se enfrente a dificultades como fluctuaciones en su autoestima, una facturación irregular, el temido síndrome del impostor e incluso la falta de apoyo del entorno más cercano. De ahí la importancia de tener una mentalidad emprendedora fuerte.
1No te dejes llevar, planifica tu misión de vida y la visión de tu negocio
En el emprendimiento no suele haber lugar para la improvisación. Aunque hay emprendedores por azar, la mayoría de quienes logran tener un negocio exitoso lo consiguen después de haber planificado con todo detalle cómo iban a organizar no solo su proyecto sino también su propia vida.
Para reforzar tu mentalidad emprendedora concíbete a ti mismo como el arquitecto de tu destino. No vas a dejarte llevar, sino que vas a decidir qué harás en cada momento y cómo lo harás. Elaborar un plan de acción puede evitarte muchos disgustos y te ayudará a alcanzar antes tus metas.