Las medidas de confinamiento y de distanciamiento social derivadas de la pandemia de Covid-19, han tenido un gran impacto en los hábitos de los consumidores. En los últimos meses, el e-commerce se ha convertido en el método elegido por los españoles para realizar todo tipo de compras. Esto, frente a un marcado descenso de las compras en tiendas físicas. Lo que ha hecho que España se posicione entre los países en los que más ha crecido el comercio electrónico este 2020, según el informe Global E-commerce 2020 de eMarketer. Estas nuevas tendencias de consumo han traído consigo importantes cambios. Entre ellos, un incremento en la producción y consumo de plásticos y residuos. Es aquí donde entra en juego la necesidad de implementar políticas destinadas a educar a los consumidores y establecer sistemas de reciclaje orientados a la consolidación de una economía circular.
Siete de cada diez internautas españoles realiza compras online. Esto, según el Estudio Anual de e-commerce 2020 de IAB Spain y Elogia. Además, según un estudio de DS Smith e Ipsos MORI, el 85% de los consumidores españoles afirma que quiere comprar productos que utilicen el menor packaging posible. Según arroja el estudio, un 29% afirma haber dejado de comprar determinadas marcas porque su packaging no es sostenible. Aunque el concepto de envase sostenible, puede llegar a ser distinto al que los consumidores creen conocer.
Porque contrario a lo que se cree, el uso de un vaso reutilizable no siempre reduce el impacto ambiental. Hay que tener en cuenta otros elementos también como el ciclo vida del producto, sus materiales y la energía utilizada para confeccionarlo. Esto además de otros factores que influyen en el esquema de producción y logística en torno a los productos reutilizables. Como el lavado que consume agua dulce, energía y detergentes y también las máquinas necesarias para lavarlos. Por ejemplo, el 90% del impacto climático de las tazas de cerámica, proviene de la eficiencia del lavado.
A la hora de reciclar, por ejemplo, también se debe tener en cuenta el riesgo de contaminación. Lo que puede ocurrir si no se separan correctamente los residuos y si no se lavan los artículos sucios con restos de alimentos. Algo que no sucede con los vasos de papel descartables, que no solo tienen una huella de carbono más baja, sino que ofrecen una mayor seguridad alimentaria al ser más higiénicos. Esto según un estudio realizado por el Centro de Investigación Técnica VTT de Finland Ltd., encargado por Huhtamaki y el fabricante de cartón finlandés Stora Enso.
El informe demostró que para que un vaso de cerámica tenga una huella de carbono menor que un vaso de papel debía ser lavado utilizando el lavavajillas más eficiente. Pero incluso utilizando el lavavajillas más eficiente, un vaso de cerámica nunca sería tan bueno como un vaso de papel que puede ser reciclado. En cualquier caso, una taza de cerámica debe usarse al menos 350 veces para que tenga una huella de carbono menor que la de una taza de papel. Lo que demuestra que aún se puede consumir, sin poner en riesgo la sustentabilidad. Esto gracias a la innovación en el sector de los envases.
Los fabricantes de vasos de papel han logrado desarrollar productos renovables, hechos de fibras de madera 100% renovables procedente de bosques gestionados de forma sostenible y que cumplen con las certificaciones correspondientes. Aunque esto también debe estar acompañado de un sistema moderno de reciclaje y de campañas de concienciación destinadas a educar a los consumidores.
En los últimos años, las campañas parecen haber ayudado a educar a los consumidores sobre el impacto medioambiental de sus hábitos. Así lo demuestran estadísticas nacionales y de organizaciones ecologistas que dan cuenta de progresos en materia de reciclaje. Sin embargo, en la práctica, estas medidas no han sido efectivas a la hora de consolidar un esquema europeo unificado de reciclaje orientado a impulsar una economía verdaderamente circular. Un objetivo que forma parte del Pacto Verde Europeo, la hoja de ruta para dotar a la Unión Europea de una economía sostenible.
El plan de acción busca impulsar un uso eficiente de los recursos, a través del paso a una economía limpia y circular. Para ello, un paso clave es la configuración de un esquema de reciclaje unificado entre los países europeos. Aunque por el momento, no existe un sistema común armonizado a lo largo de los países miembros. Es decir que cada país de la UE sigue sus propios procesos de separación y recogida de residuos. Por ejemplo, en España, según datos det Eurostat, más del 50% de la basura no se recicla.
A pesar de esta falta de unificación, el vicepresidente primero de la Comisión Europea y responsable de Desarrollo Sostenible, Frans Timmermans, insiste en que los países miembros deben actuar unidos para reducir la cantidad de residuos de plásticos. Para ello, la Comisión propone nuevas normas a nivel de la UE para los plásticos de un solo uso. Entre ellas, destaca la tan comentada Directiva 2019/904. Conocida como SUP (Single Use Plastic Products), ésta apunta a regular, como su nombre indica, los productos de plástico de un solo uso.
Una normativa que contrasta con la situación actual derivada de la crisis sanitaria, durante la cual determinados productos plásticos de un solo uso han probado ser indispensables. Algo que fue reconocido por la Agencia Europea de Medio Ambiente, que aseguró que los productos desechables han desempeñado un papel importante en la prevención de la propagación de Covid-19.
Este ha sido el caso de los equipos de protección personal (EPP), como las mascarillas, guantes desechables, batas, desinfectantes para manos en botella, etc. Lo mismo ha sucedido con los envases de papel y cartón, utilizados como solución para muchos restaurantes que debieron bajar sus persianas y ofrecer servicios de comida para llevar. Además, los consumidores también privilegiaron estos envases, al encontrarlos más seguros que los productos reciclados. Lo que ha quedado comprobado en un estudio publicado por la ASPAPEL (Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón) que el cartón es uno de los materiales más seguros y resistentes al Covid-19.
La nueva normalidad y los cambios en la producción y en los hábitos de consumo de productos en envases monodosis, vuelve a traer a debate la cuestión de sostenibilidad de los productos desechables. Una oportunidad para abordar el asunto con responsabilidad, priorizando la evidencia que demuestra que los envases de papel, pueden ser una solución incluso más sostenible que los tan promocionados productos reutilizables que no son una solución mágica. También es la ocasión para preguntarse por qué las autoridades europeas aún no abordan la necesidad urgente de educar a los consumidores sobre estos principios y por qué todavía no se empeñan en mejorar las políticas de reciclaje europeas.