Un autónomo al frente de su propio negocio tiene muchas cosas importantes que atender. Sin embargo, hay una preocupación que suele situarse por encima de las demás: la gestión tributaria. Y es que lo que menos quiere un profesional es tener problemas con Hacienda.
Esto se debe a que cualquier pequeño error puede llegar a salir muy caro. No es necesario que haya voluntad de defraudar o que se deje una cantidad importante sin pagar. Una errata en la autoliquidación de impuestos, cometida involuntariamente, puede acabar derivando en una sanción que afecte al bolsillo del autónomo.
4Un ejemplo práctico
Imaginemos que un autónomo presenta su autoliquidación trimestral de IVA pero comete una errata al reflejar la dirección del lugar en el que ejerce su actividad. Si el nombre de la calle está mal escrito, solo hay un dato mal, así que la sanción a imponer debería ser de 20 euros.
Pero, en aplicación de los artículos 93 y 94 de la Ley General Tributaria, no se puede imponer una sanción de esta cuantía, así que hay que multar al afectado con el mínimo, que son 300 euros. El resultado es que un pequeño error que se puede cometer fácilmente al escribir en el ordenador le acaba costando al autónomo una cantidad que puede afectarle notablemente.