Reconozcámoslo: chupar la cabeza de crustáceos como las gambas o los langostinos es una experiencia culinaria de otro nivel. Son pocas las personas que cada vez que se sientan en la mesa son capaces de rendirse a la experiencia de agarrar la cabeza de uno de estos crustáceos con los dedos, meterla en la boca y sentir toda la explosión de saber que suele traer consigo esta acción. Y sobre todo en estas fechas, porque las navidades son una época idónea para ello, muchos de los menús navideños se componen a base de estos alimentos.
Sin embargo, para sorpresa de muchos, y por muy bueno que esté el jugo de la cabeza de estos crustáceos, no es para nada una buena idea hacer esto. En este artículo te contamos por qué no deberías chupar la cabeza de las gambas y de los langostinos. Sigue leyendo si quieres saber las razones.
2La cabeza de gambas y langostinos tiene Cadmio
Recientemente la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) hizo público un informe en el que mostraba los resultados de unos estudios que te harán pensarte al menos un par de veces si volver a chupar las cabezas de los crustáceos. Resulta que tienen Cadmio. Este elemento, ingerido en determinadas cantidades puede generar reacciones adversas en el organismo.
Por eso mismo, en ese mismo informe, la AESAN ha pedido a los consumidores dosificar la cantidad de crustáceos que comen o directamente que no chupen esta parte de sus cuerpos. De hecho, muchas personas aseguran que si bien, no tienen pensado dejar de comer gambas o langostinos, sí se plantean no chupar las cabezas nunca más.