El magnate ruso Mikhail Fridman está ante lo que, en jerga deportiva, se define como los momentos clave del partido. Y no sólo a nivel empresarial, con DIA en primera línea, sino también a nivel personal. En este último caso, por su presunta implicación en la caída del Grupo Zed.
En DIA ha conseguido algo que se antoja clave para que la compañía no acabe cayendo en concurso de acreedores. Su primer accionista, Letterone, ha alcanzado un acuerdo con la banca acreedora (con BBVA, Santander y CaixaBank a la cabeza). El crédito para proveedores que se firmó en junio de 2019, y que finalizaba este año, tendrá una prórroga de dos años.
El crédito sindicato, de 900 millones de euros, y que vencía en 2023, ahora lo hará en 2025. Eso sí, el tipo de interés ha pasado del 2,5% al 3,25%. Y hasta 2026 llegarán los 300 millones de euros de bonos. Desde que LetterOne aterrizó en DIA (julio de 2019), ha invertido más de 1.100 millones de euros.
Mikhail Fridman, por su parte, inyecta 500 millones de euros de capital: capitaliza 200 millones de la deuda que inyectó en junio de 2019 y otros 300 millones de los bonos que LetterOne (su vehículo inversor) adquirió entre agosto y septiembre.
De esta manera, DIA no sólo reduce en un 40% el apalancamiento, sino que elimina el riesgo de financiación. Y, durante el próximo lustro, no tendrá sobre su cabeza vencimientos de deuda que podrían asfixiar sus cuentas. Gracias a estos movimientos, su presidente ejecutivo, Stephan Ducharme, reconoció ante un grupo de medios que podían dejarse de preocuparse “por la estructura financiera”. Eso sí, llevan casi tres meses sin director financiero.
DIA Y GRUPO ZED
Donde parece que las cosas no van tan bien rodadas para Mikhail Fridman es en el asunto relativo a Grupo Zed. La Fiscalía Anticorrupción quiere seguir investigando al magnate ruso. De momento, se ha opuesto a que se archiven las diligencias en la Audiencia Nacional. También ha solicitado la auditoría de PwC llevada a cabo en el año 2014.
En el informe del auditor, este decía que el reparto de dividendos entre la empresa de Javier Pérez Dolset (Grupo Zed) y sus socios rusos tras adquirir el 50% de Temafon no fue equitativo, según recoge La Información. Un auditor que indica que Mikhail Fridman era el que tenía la “capacidad decisoria” de los negocios que el Grupo Tema quería desarrollar en Rusia.
Fridman, en su defensa, se ha desvinculado de todos los movimientos a la par que niega tener algún tipo de responsabilidad en la asfixia económica de Zed: 200 millones de euros. Un asunto que, según sus propias palabras, le están ocasionando un “perjuicio reputacional” personal que, de manera indirecta, está afectado al desarrollo de sus negocios.
POSICIÓN DOMINANTE
Más allá de esto, lo cierto es que hubo un momento en el que el magnate ruso no sólo participaba como accionista de Zed, sino que también era acreedor de la compañía. En su intento de llegar al Nasdaq, Zed pidió un crédito sindicato de 140 millones de euros. Entre las entidades que lo otorgaron, Amsterdam Trade Bank (filial de Alfa Bank), también bajo la batuta de Fridman. Zed acabó presentando concurso de acreedores en 2016.
DIA se ha propuesto ser rentable. Su optimismo les lleva a hablar de conseguirlo en 2021. Mikhail Fridman está poniendo su millonario granito de arena para que así sea. Para el próximo año se espera una ampliación de capital, previsiblemente en el primer trimestre. LetterOne podría pasar del 75% al 90%. De momento, lo que descartan es la salida de la bolsa.