Para un autónomo es fundamental tener liquidez para poder frente a los pagos que tiene pendientes, sin importar si son pagos de impuestos o facturas de proveedores. Pero no siempre tiene disponible todo el dinero que le hace falta, lo que se debe en gran medida a que los clientes muchas veces no pagan a tiempo. De ahí que estos profesionales tengan que recurrir a fórmulas como el factoring.
Ahora veremos en detalle en qué consiste y qué tipos existen, pero no podemos olvidar que esta es solo una de las alternativas de financiación que los autónomos tienen a su disposición. Una medida sencilla que les permite acceder de forma rápida al dinero que les hace falta sin tener que esperar a que sus clientes les paguen.
4Factoring sin recurso
En esta modalidad el factor se hace responsable del posible riesgo de impago por parte del deudor. Esto supone un gran riesgo para quien adquiere las facturas, así que solo se suele usar si el deudor es una gran empresa que tenga una buena clasificación crediticia.
Aquí el factor se queda con las facturas cedidas por el autónomo y asume el riesgo de que el deudor no pague, sin poder reclamar nada al emisor original de la factura. Dado que el riesgo es mayor, es lógico que la comisión aplicada en estos casos sea mayor que cuando se recurre al factoring sin recurso.