Para un autónomo es fundamental tener liquidez para poder frente a los pagos que tiene pendientes, sin importar si son pagos de impuestos o facturas de proveedores. Pero no siempre tiene disponible todo el dinero que le hace falta, lo que se debe en gran medida a que los clientes muchas veces no pagan a tiempo. De ahí que estos profesionales tengan que recurrir a fórmulas como el factoring.
Ahora veremos en detalle en qué consiste y qué tipos existen, pero no podemos olvidar que esta es solo una de las alternativas de financiación que los autónomos tienen a su disposición. Una medida sencilla que les permite acceder de forma rápida al dinero que les hace falta sin tener que esperar a que sus clientes les paguen.
1¿En qué consiste el factoring?
De forma sencilla podríamos definirlo como la venta de facturas por parte del autónomo (también lo pueden usar las empresas) a una entidad financiera especializada en factoring (factor). El factor abona al autónomo el importe de la factura restando una pequeña comisión y desde ese momento hay un cambio de acreedor.
Esto quiere decir que el receptor original de la factura ya no debe abonar la misma al autónomo que le ha prestado el servicio o le ha suministrado productos, sino que debe pagar a la empresa factor que ha comprado la factura. Una operación totalmente legal con la que el autónomo consigue liquidez y además se quita de en medio un posible problema de morosidad de sus clientes.