Seguro que como profesional que trabaja de cara al público has oído en más de una ocasión eso de que “el cliente siempre tiene la razón”. Sin embargo, ya sean tus clientes consumidores particulares, profesionales o empresas, sabes que esto no es realmente así. A lo largo de tu carrera te vas a encontrar con clientes que te lo van a poner realmente difícil.
Pero esto no debe desanimarte, es algo a lo que tarde o temprano se acaban enfrentando todos los autónomos. Lo importante es aprender a detectar a esos clientes que pueden llegar a ser difíciles (si los detectas a tiempo te puedes ahorrar trabajar con ellos y llevarte más de un disgusto) y saber cómo tratarlos en cada momento.
7Aprende de la experiencia
Una de las pocas ventajas que tiene trabajar con clientes difíciles es que ganas mucho en experiencia y mejoras tu atención al cliente. Aprendes a identificar diferentes perfiles de personas y sabes cómo tratarlas según qué tipo de personalidad tenga, lo que te pone a ti las cosas un poco más fáciles.
Esa experiencia que adquieres te ayuda a desarrollar una psicología especial en el trato con el cliente que te lleva a poder trabajar con prácticamente cualquier tipo de persona. Al final sabes cómo debes tratar a cada uno y hasta los típicos clientes pesados y difíciles se vuelven mucho más dóciles.