Seguro que como profesional que trabaja de cara al público has oído en más de una ocasión eso de que “el cliente siempre tiene la razón”. Sin embargo, ya sean tus clientes consumidores particulares, profesionales o empresas, sabes que esto no es realmente así. A lo largo de tu carrera te vas a encontrar con clientes que te lo van a poner realmente difícil.
Pero esto no debe desanimarte, es algo a lo que tarde o temprano se acaban enfrentando todos los autónomos. Lo importante es aprender a detectar a esos clientes que pueden llegar a ser difíciles (si los detectas a tiempo te puedes ahorrar trabajar con ellos y llevarte más de un disgusto) y saber cómo tratarlos en cada momento.
3Presupuéstalo absolutamente todo
Hay actividades profesionales en las que es habitual que puedan surgir inconvenientes fuera del trabajo convenido. Esto lleva a que haya que trabajar más. Para evitar que un cliente difícil empiece a reclamar más de lo que debería, lo mejor es haber presupuestado de antemano el precio de la hora de mano de obra extra y lo que se considera como tal.
Con algo tan sencillo como esto te evitas caer en las garras del típico cliente que protesta una y otra vez (sin razón para ello) y al final te obliga a dedicarle gratis más horas de trabajo de las que tenías pensadas, haciendo que pierdas tiempo que podrías estar dedicando a otro trabajo que sí vas a cobrar.