Veolia, referente mundial en la gestión optimizada de los recursos, está de celebración por el décimo aniversario de la creación de su división de biomasa. Esta década de decidida y sostenida apuesta en el tiempo por esta renovable como fuente de energía, económica y respetuosa con el medio ambiente ha llevado a la compañía a liderar algunos de los proyectos en el ámbito residencial que han sido referencia e inspiración de otros que han llegado tras su estela, como la calefacción de distrito (District Heating) de Móstoles. Rebi afronta su sexta red de calor en España al tiempo que desarrolla las fases de ampliación de otras ya en funcionamiento como la de Soria. La biomasa para usos térmicos vive una etapa de esplendor.
Veolia Biomasa España nació en 2010 y, desde entonces, se cuentan por centenares los proyectos de gestión forestal responsable dirigida a la producción de biombustibles a partir del mantenimiento y conservación de los bosques, para su aprovechamiento como fuente de energía en distintas zonas de España -creando fajas y áreas cortafuegos, mediante cortas dirigidas y limpias de masa forestal-, facilitando, además, las labores de protección y extinción en caso de incendio.
Precisamente esa biomasa sólida obtenida de la limpieza de los bosques se utiliza para la producción de energía térmica en las instalaciones que desarrolla y opera Veolia destinadas a viviendas e industrias. Uno de los principales proyectos de la compañía, buque insignia de la casa y referencia de otros muchos en el ámbito residencial, ha sido la red de calor de Móstoles.
Un ambicioso proyecto que busca abastecer de calefacción y agua caliente a una parte importante de Móstoles, un municipio madrileño que supera los 200.000 habitantes, es el vigésimo séptimo municipio más poblado del país y el segundo de la región, solo superado por la capital, Madrid. Allí, el boom inmobiliario experimentado en los años 60 y 70 y el predominio de un parque de viviendas alimentado desde un punto de vista energético a base de carbón, gasóleo y gas natural, dejó unos equipos cuya obsolescencia dio paso a la biomasa, con un proyecto que entró en funcionamiento en 2017.
La central de 12.5 MW instalados que genera energía para una red de 3.000 viviendas, se alimenta con astilla -consume 6.000 toneladas al año- y supone un ahorro mínimo del 20% para los edificios que forman parte de esta red. Además de ser buena para los vecinos de Móstoles, la instalación evita la emisión de 9.000 toneladas de CO2, por lo que reduce la huella ecológica de las comunidades de propietarios a las que abastece.
Las redes operadas por Veolia pueden permitir el suministro de calefacción, agua caliente sanitaria y aire acondicionado tanto en edificios públicos como en privados. Edificios de viviendas, colegios, hospitales, edificios de oficinas, plantas industriales, centros comerciales y edificios municipales o deportivos. Las redes urbanas permiten ofrecer servicios térmicos tanto a un barrio como a una ciudad entera y se han confirmado como una solución económicamente viable y sostenible.
Generalmente Veolia no es propietario de las redes que opera pero, en muchos casos, las autoridades públicas propietarias de las redes delegan a Veolia la gestión, el mantenimiento y el servicio de estas redes urbanas.
ARANDA DE DUERO, GUADAJALADA Y CUENCA
Las redes de calor para uso residencial recibieron un importante impulso con la puesta en marcha del District Heating (DH) de Móstoles. La instalación de Aranda de Duero (Burgos) supone la primera experiencia en España de hibridación entre una red de calor y una central de cogeneración de energía eléctrica. Desde que comenzara a proporcionar energía térmica de biomasa a los arandinos en septiembre de 2019, abastece de calefacción y agua caliente sanitaria (ACS) a más de 3.300 viviendas y edificios públicos.
Se trata de un modelo energético urbano que aprovecha el calor sobrante de la central eléctrica a vapor para conducirlo hasta las comunidades de vecinos conectadas.
En el mismo sentido, la red de calor con biomasa de Guadalajara ha iniciado el servicio de abastecimiento de energía térmica a las instalaciones que han decidido conectarse, una vez que la central que da origen a la infraestructura ha movilizado y probado con éxito todos los equipos de última generación que incorpora la planta promovida por el mismo operador que la de Aranda de Duero, Recursos de la Biomasa (Rebi).
Y Rebi suma y sigue. La empresa prepara su desembarco en Cuenca y trabaja en su nuevo proyecto, el que será su sexta red de calor para abastecer de energía térmica de biomasa a las comunidades de vecinos, edificios públicos e industriales en España. Se trata de la segunda que la empresas que construirá en Castilla-La Mancha, después de la de Guadalajara.
Las redes de calor con biomasa de Rebi son una referencia de modelo urbano sostenible, que implica a la ciudadanía en el compromiso del cuidado medioambiental, siendo un revulsivo económico y supone un importante ahorro económico en calefacción y agua caliente sanitaria cercano al 15%.
Las comunidades de vecinos interesadas pueden pasarse a este modelo energético sin coste alguno, ya que es Rebi quien asume la gestión integral de la instalación. También ofrece el mantenimiento y garantía de los nuevos elementos instalados en la sala de calderas, y la antigua caldera permanecerá cerrada.
Además, Rebi ofrece a los usuarios estabilidad en el precio, con contratos a largo plazo, sin depender del precio del petróleo ni de oscilaciones del dólar.
MÁS DE 400 REDES CON BIOMASA EN ESPAÑA
Tal y como recoge la revista Energías Renovables, la Asociación Española de Biomasa (Avebiom) avanza en los datos de su censo para 2020, que las redes de calor con biomasa suman 433 en España. La biomasa supera ampliamente a las redes de gas, aunque el combustible fósil sigue dominando en potencia instalada.
Por su parte, el registro de la Asociación de Empresas de Redes de Calor y Frío (Adhac) refleja un incremento de diez nuevas redes de calor con biomasa, entre 2018 y 2019. en cuanto a la la lista general de redes de calor, la lidera Cataluña a mucha distancia del resto con 171 (una de cada tres redes censadas y acapara el crecimiento de 2020 con 37 nuevas), le sigue Castilla y León. Todas las de esta última región (65) son de calor y casi todas (63) de biomasa.