Las estrategias a largo plazo en el sector de las telecomunicaciones duran hasta que se cambian por otras, y más cuando hay una pandemia sanitaria de por medio. El mejor ejemplo lo hemos vivido este año con Antonio Coimbra (Vodafone), Meinrad Spenger (MásMóvil) y Laurent Paillassot (Orange). Hace un año, sus brindis por la Navidad y el “que nos veamos de nuevo el año que viene”, parecía eterno. Algo que duraría para siempre. Este año no veremos a ninguno. Dos de ellos, ya no están. Y el que está, debe guardar distancia como todos… al menos por ahora. Demasiados cambios en pocos meses.
El primer gran seísmo del sector lo vivió el austriaco el último día de mayo. Tres fondos lanzaban una opa por MásMóvil. El resto es historia. Exclusión de la Bolsa, aceptación por parte de los accionistas, y nuevos dueños. El futuro de Meinrad Spenger, según ha podido saber MERCA2, por ahora pinta en amarillo. No así el de algunos directivos que ya han puesto tierra de por medio en otras aventuras. El viaje no ha acabado.
El siguiente temblor en las telecos españolas, y que hacía presagiar un año raro, llegó apenas unos días después. El 12 de junio Orange España comunicaba que Laurent Paillassot abandonaba el cargo de consejero delegado. A partir del 1 de septiembre se sentaría en su sillón Jean-François Fallacher. Antes ya se habían hecho cambios en la alta dirección. El CFO, Diego Martínez, había sido reubicado. Su puesto lo ocupaba un francés. Después llegó el adiós del responsable de la máxima representación institucional del operador, Ignacio Orúe.
Y por último, el portugués dijo adiós. Con un ERE todavía caliente, la matriz británica ha traído a un isleño, Colman Deegan, para pilotar un barco que navega con ligera incertidumbre. Fue el 1 de octubre cuando Antonio Coimbra se mediodespedía. Por ahora será presidente no ejecutivo. Debe cargar de momento con su penitencia. Como los sucesores españoles. Vodafone España ha rumiado un CEO nacional desde hace años. Primero fue Pedro Peña; y luego ha habido otros casos… tocará esperar.
Todo esto acontece mientras que en Telefónica lo ven de lejos. Aunque ellos también han tenido una pandemia ajetreada. Por los negocios en Reino Unido, y porque internamente la compañía también ha tenido algunas sacudidas en áreas concretas, como es el caso del ámbito de las relaciones públicas. Aunque en la alta dirección, por ahora, todo en orden.
¿Y AHORA QUÉ?
La situación que dejan los que se van no es cómoda para nadie. Ni tampoco para el austriaco, que ahora -si es posible- deberá estrujarse más la cabeza para seguir avanzando. Y todo ello con el horizonte de una fusión con Vodafone, o quien se tercie, que deberá encajar financieramente para todos; y también para el regulador. A ver cómo se justifica la unión de dos operadores con las redes de un tercero… del paraíso de la competencia, a que todos los clientes pasen por dos bloques de manos.
Un portugués, un austriaco y un francés (y no es un chiste) han moldeado las telecos de los últimos años. Lógicamente junto a Telefónica. Y en menos de un año casi todo ha cambiado. Caras, estrategias y hasta ideas, como hemos visto hace poco con Orange. En las navidades de hace un año nadie lo podía presagiar. Bueno, quizá de uno, y sin fútbol, el barrunte arremetía con fuerza; pero como estaba cambiando la compañía para ser más ‘company’, la idea se esfumó.
Ahora la única certeza es que dentro de poco todo volverá a cambiar. Habrá alguno menos. Se juntarán, durante un tiempo escenificarán que todo está en orden, ¿verdad Eduardo Taulet? Y la rueda volverá a girar. Será un español…