Una de las primeras decisiones que tienes que tomar cuando decides emprender es si te conviene más comprar o alquilar una oficina. Ambas operaciones tienen sus cosas buenas y sus cosas malas, todo depende de qué tipo de actividad vayas a llevar a cabo, cuáles sean tus intenciones de cara al futuro y el presupuesto inicial con el que cuentes.
En la mayoría de los casos los nuevos emprendedores prefieren huir de las hipotecas y los grandes gastos y apuestan por un alquiler. Así, si la cosa no va bien, tienen la seguridad de que no se van a quedar con una gran deuda pendiente de pagar. Sin embargo, incluso al alquilar un lugar para trabajar también hay que actuar con precaución para evitar errores que pueden llegar a salir muy caros. Vamos a repasar esos errores típicos que tú deberías intentar evitar a toda costa.
4Ignorar tu capacidad financiera
Uno de los grandes problemas que tienen los emprendedores es poder contar con el dinero que les hace falta para poder asumir los primeros gastos del negocio. Si estás pensando en alquilar una oficina ten en cuenta que tendrás que pagar el mes al corriente, al menos un mes de fianza y otros gastos accesorios como los honorarios del asesor inmobiliario o los de la gestoría que redacte el contrato.
Esto implica que de primeras tienes que tener una buena cantidad de dinero líquido disponible. Y a ello súmale que la renta es un coste que vas a tener que asumir mes a mes. Si escoges una oficina que está por encima de tus posibilidades, es posible que te veas en apuros económicos casi desde el primer momento. Por eso, es mejor que elabores un buen presupuesto y te fijes la cantidad máxima que podrías pagar de alquiler. Por mucho que te guste una oficina, si se pasa de ese límite, no firmes el contrato de alquiler.