El consejero delegado de Banco Santander, José Antonio Álvarez, prevé que la recuperación económica a niveles precrisis tenga lugar en 2022 o 2023 y ha avisado de que la acción mitigadora de los bancos centrales y de los gobiernos debe prolongarse más allá de la disponibilidad de la vacuna.
Así lo ha indicado durante el XXVII Encuentro del Sector Financiero organizado por Deloitte, ABC y Sociedad de Tasación, en el que ha puesto en valor que los bancos centrales y los distintos gobiernos han tomado medidas como políticas de rentas, provisión de liquidez y «hacer un puente» en la crisis para encontrar al otro lado una situación económica que permita la viabilidad de las empresas y familias, pese a los efectos del desempleo.
El consejero delegado de Banco Santander ha apuntado que, tras la crisis, los niveles de deuda en gobiernos, familias y especialmente en las empresas serán «significativamente más elevados» que antes de la pandemia.
Además, prevé niveles de desempleo «inciertos, pero seguramente más elevados», una vez que venzan las políticas de los diferentes gobiernos (en el caso de España, los ERTE). «Si las cosas van como hoy esperamos, podríamos esperar que en 2022 o 2023 tuviéramos una recuperación de niveles de 2019», ha señalado.
Por ello, Álvarez ha advertido de que dichas medidas de apoyo deben extenderse más allá del momento de la vacunación para evitar que se produzca «una destrucción fuerte» del tejido productivo.
En este sentido, el directivo ha explicado que recuperar la confianza y las ganas de invertir en proyectos «necesita algún tiempo». «El sector público tiene que fabricar la confianza y el marco en el que se desarrolla la actividad. Sigue habiendo un buen número de proyectos si recuperamos la confianza; soy optimista», ha asegurado.
En cuanto a los altos niveles de desempleo, Álvarez ha indicado que habrá que tomar decisiones empresariales para seguir financiando aquellas compañías que son viables.
Por otro lado, el consejero delegado de Santander ha reconocido que la pandemia ha acelerado intensamente la digitalización y la manera en que los clientes se relacionan con el banco, lo que requiere la adaptación de las entidades en cuanto a su modelo de distribución futuro.