Una de las primeras decisiones que debe tomar quien decide darse de alta como autónomo es qué cuota de cotización quiere pagar a la Seguridad Social. Como no tenemos un sistema que se base en los ingresos reales, los autónomos pueden elegir su propia cuota de cotización dentro de los límites mínimos y máximos fijados.
Es una decisión importante, porque de la elección de una cuota u otra va a depender que haya que pagar más o menos cada mes, y también dependen directamente de lo pagado las prestaciones públicas a las que se tiene derecho en caso de maternidad, incapacidad temporal, jubilación, etc. Lo bueno es que la base de cotización se puede cambiar a lo largo del tiempo.
1Una cuota de cotización para cada momento
Si trabajas por tu cuenta puedes elegir lo que quieres cotizar cada mes, pero es importante que tengas en cuenta que en el caso del autónomo siempre existe un cierto grado de incertidumbre sobre las ganancias que se van a obtener cada mes. Abril puede haber sido un mes muy bueno en cuanto a ventas de productos o servicios, pero puede que mayo no lo sea tanto. Y tanto si te va bien como si te va mal, a final de mes vas a tener que pagar la misma cantidad en concepto de cotización.
Por eso, lo mejor es que evalúes tu situación y determines si ha llegado el momento de cambiar tu base de cotización. Lo ideal sería que a medida que te acercas a la edad de jubilación aumentes lo que cotizas para que mejore tu pensión, pero si estás en un momento en el que tu negocio no va bien quizá lo más inteligente sea bajar tu cotización para evitar tener deudas con la Seguridad Social.