Cuando tenemos un piso de alquiler, el hecho de acoger a inquilinos morosos es algo que quita el sueño de cualquier propietario. Y no es para menos. Cuando esto ocurre, suele ser bastante complicado el echarlos tiempo después, incluso cuando llevan meses durante los que no están pagando.
Por ello, una buena forma de asegurarse contra estos molestos inquilinos, es a través de la redacción de un buen contrato. Con el «boom» experimentado por el alquiler de casas en estos años después de la crisis, no está de más repasar algunas pautas necesarias para que nadie se tome la ley a la ligera.
Antes de realizar cualquier contrato de alquiler, es bueno conocer algunos consejos para ahuyentar a esos inquilinos morosos que pretenden dejar de cambiar a la mínima de cambio. Para ello, es bueno reflexionar e informarnos sobre todo lo relativo a nuestra vivienda.
3El contrato debe adaptarse a la ley

Por supuesto, cualquier tipo de contrato de alquiler que realicemos debe estar sujeto a la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU). Además, es importante que el inmueble esté inscrito de forma correcta en el órgano público que le corresponda.
En caso de no haberlo hecho, si se produjera un impago por parte de los inquilinos, puede que en vez de proteger al propietario se le perjudicara, sobre todo si se llegara a los tribunales.
Por ello, es muy importante no permitir que ocurran este tipo de contratiempos y registrar el contrato cuando corresponda. Esto es un muy buen respaldo en contra de los posibles impagos futuros.