El presidente del Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE), Andrea Enria, ha avisado de que la crisis derivada de la pandemia del Covid-19 provocará una serie de quiebras bancarias en la eurozona a pesar de las medidas que ha ido adoptando el instituto emisor en los últimos meses.
«En julio, los bancos ya fueron avisados de que debían prepararse para un incremento significativo de los préstamos dudosos [NPL, por sus siglas en ingles]. También les estamos instando a ser más proactivos al gestionar los clientes. Algunos de ellos tendrán dificultades temporales pero es más probable que sobrevivan a la crisis, mientras que otros no están en tan buena forma y no saldrán de esta«, ha subrayado el italiano en una entrevista con los diarios belgas Die Tijd y L’Echo.
Enria ha asegurado que esta crisis es un «shock extraordinario» y que no ha sido «provocada por un mal comportamiento de los bancos». En este sentido, ha destacado que las primeras medidas del BCE se centraron en mantener la capacidad de las entidades de seguir prestando a hogares y empresas, lo que evitó un «endurecimiento» de las condiciones financieras como en otras crisis.
EL RIESGO CREDITICIO ES ALTO
«El asunto clave es qué va a pasar a continuación. El riesgo crediticio es muy alto y habrá un deterioro en la calidad de los activos de los bancos», ha alertado el supervisor, puntualizando que el impacto sobre el capital dependerá de cómo de graves sean los efectos de la segunda ola de la pandemia sobre la economía.
Con respecto a los dividendos y programas de recompra de acciones, que están suspendidos hasta el 1 de enero de 2021, Enria ha indicado que el brazo supervisor del BCE no ha adoptado ninguna decisión al respecto, por lo que esperarán hasta el 10 de diciembre, cuando se publiquen las nuevas proyecciones macroeconómicas del instituto emisor. «Queremos ver como esta segunda ola y las medidas de los gobiernos afecta a nuestras estimaciones», ha puntualizado Enria.
En lo referente a la consolidación bancaria, Enria ha vuelto a insistir en que el sector bancario europeo entró en esta crisis con una «fragilidad estructural» al tener un exceso de oficinas, no haberse consolidado tras la última crisis, tener una eficiencia de costes «relativamente pobre» y no haber invertido lo suficiente en nuevas tecnologías.
«La consolidación es una de las herramientas que puede ayudar a los bancos a centrarse en solucionar estos problemas», ha indicado Enria, poniendo como ejemplo la compra de Ubi por Intesa o la fusión entre CaixaBank y Bankia.
Según el supervisor, estas fusiones y adquisiciones en Italia y España han provocado que surjan «nuevas discusiones en los consejos [de administración] de otros bancos».