sábado, 23 noviembre 2024

Cuenta atrás para Ecoembes: el monopolio agota el filón del reciclaje

En España, el mayor sistema integrado de gestión (SIG) de plástico, latas y briks, Ecoembes, es también el mayor conglomerado de empresas emisoras de estos materiales contaminantes. Los mismos que generan la basura se encargan de limpiarla: disparatado. La farsa del reciclaje de los envases depositados en los contenedores azules y amarillos también se desmorona. Una información de MONCLOA.com desglosa el entramado empresarial que se agazapa tras Ecoembes y describe el modus operandi del que debiera ser el garante patrio del reciclaje. Pero se avecinan malas noticias para el monopolio: futuras leyes que abogan por un amplio, plural y renovado sistema de gestión amenazan su continuidad.

La primera anomalía que presenta Ecoembes es “su existencia”. Tal y como explica la citada información, se trata de un monopolio amparado por la Ley de Reciclaje, que obliga a las empresas a adherirse bajo amenaza de una sanción de 600.000 euros si no lo hacen. Su modelo de negocio es sencillo: reciben dinero de cada envase que se vende en España, con el mandato de reciclar.

A cambio de ese inmenso favor gubernamental, Ecoembes tiene la obligación de ser una empresa sin ánimo de lucro. Escenario difícil de conjugar en circunstancias normales pero que, en este caso concreto, resulta absolutamente imposible. Lucro o no, lo evidente es que el reciclaje, así concebido, ofrece un negocio rentable, puesto que Ecoembes facturó en 2019 hasta 643 millones de euros.

Por eso, ahora el nerviosismo es innegable, porque el final del chollo podría estar próximo: a corto plazo se atisban cambios administrativos que nos acercarán a un modelo mixto. Se reduciría así el poder de un monopolio privado formado por envasadoras, fabricantes y distribuidoras y sería el propio usuario el que recibiría de vuelta, a cambio de reciclar, el precio que ha pagado previamente por los envases. Cuestión de justicia.

De hecho, grupos activistas ambientales y plataformas profesionales –Greenpeace, Retorna o Recircula- y políticos –Unidas Podemos- alzan la voz con alternativas concretas y viables al actual reciclaje. La liberalización de la gestión de envases acorrala el modelo Ecoembes que, sencillamente, no funciona, porque cumple con el propósito de su fundación.

Los movimientos que rechazan este modelo apuestan por soluciones definitivas como el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), una histórica reivindicación ecologista que ha cosechado el rechazo de los dos monopolios de la gestión de envases de un solo uso, Ecoembes (plásticos, latas y briks) y Ecovidrio (cristal), formados por distribuidoras, embotelladoras y fabricantes. Sin embargo, el sistema alternativo a Ecoembes funciona desde hace años y con éxito en otros países.

Entretanto, España mantiene el “cortocircuito de su sistema de reciclaje” bajo la gestión de Ecoembes, tal y como señala el director de Greenpeace, Mario Rodríguez, porque, ¿a quien beneficia que el sistema de reciclado no sea eficiente? “A los ciudadanos, desde luego, no, porque pagan impuestos por los envases que consumen para su posterior gestión y tratamiento, y a las Administraciones tampoco, puesto que asumen el gasto de los plásticos que se salen del circuito”, comenta el director de Greenpeace. Las empresas así mantienen su cuota de poder: siguen produciendo envases de plásticos, aluminios y brik, y guardan la apariencia de gestionar los residuos resultantes.

A través de un SDDR, el ciudadano paga un canon por cada envase de un solo uso, cantidad que se le retorna cuando los devuelve al establecimiento. Los envases devueltos son almacenados por los establecimientos que los venden que, a su vez, los entregan a un sistema de recogida que los lleva a plantas de conteo, donde se separarán por tipología, para más tarde transportarlos a las plantas de Ecoembes y Ecovidrio, reintegrándolos en el circuito actual, tal y como propone Retorna, organización que aboga por este tipo de sistema, integrada por actores de la industria del reciclaje, ONGs, sindicatos y asociaciones de consumidores.

Ecoembes es la responsable de gestionar los fondos recaudados de las tasas que las empresas de envasado pagan para reciclar el plástico. Está controlado por la empresa Ecoembalajes España, una poderosa red de empresas que comprende más de 12.000 compañías vinculadas a los plásticos. Las marcas de consumo más destacadas de Ecoembes son Bimbo, Pascual, Campofrío, Coca-Cola, Colgate, Danone, Henkel, L’Oreal, Nestlé y PepsiCo.  Entre sus miembros de envases de plástico están Tetra Pak Hispania, Ciclopast y Ecoacero.  Por último, incluye entre sus miembros a las grandes cadenas de supermercados, como Alcampo, Carrefour, DIA, El Corte Inglés, Mercadona y SPAR.

“España: Un lobo con piel de cordero”, es el título que encabeza el capítulo específico dedicado a nuestro país del informe denominado Talking trash, en directa alusión a Ecoembes, sus accionistas y su presión para anular y retrasar legislaciones medioambientales de reciclaje y recuperación de envases. La investigación realizada por organizaciones de más de 15 países muestra las prácticas de lobby y greenwashing de las grandes empresas contaminantes. Este informe ha venido a respaldar una reivindicación histórica de Greenpeace: “habría que hacer una auditoria a Ecoembes”, manifiesta Rodríguez en la entrevista concedida recientemente a Moncloa.com

¿SIN ÁNIMO DE LUCRO?

Pero, ¿quién y cómo administra esos fondos esta singular compañía? Con proyectos con los ayuntamientos y proyectos específicos por toda España. Pero también creando y manteniendo una clase dirigente como si se tratara de una multinacional del IBEX con altos ejecutivos. Los altos directivos de Ecoembes, capitaneados por su CEO, Oscar Martín Riva, se reparten 2,3 millones de euros, habiendo subido su remuneración de 1,47 millones en 2014 a 2,3 en el 2019, un 56,4%.

Calculando que hay 10 personas en el comité de dirección, tocarían a unos 230.000 euros brutos por barba. No está nada mal para una empresa sin ánimo de lucro. En un país en el que el salario oficial del presidente del gobierno es de 82.978,56 euros, es evidente que hasta Pedro Sánchez se equivocó de objetivo, debería haber aspirado a un puesto de alta dirección en Ecoembes.

Aunque los sueldos estratosféricos están en la cúpula, la media salarial de los empleados está también muy por encima de la media de la inmensa mayoría de las empresas y, ni decir tiene, de las empresas sin ánimo de lucro. La media salarial está en el entorno de los 50.000 euros anuales.

Tal y como publicó MERCA2 en el artículo “La ‘cara B’ de Ecoembes: monopolio con sueldos de infarto y líos con Hacienda”, la empresa tiene abierto un contencioso con el fisco por un pago atrasado de 21 millones de euros del impuesto de sociedades. Nada mal para una organización sin ánimo de lucro, que pagamos entre todos, premia a sus directivos con sueldos propios del IBEX35 y que está, además, de forma delirante, adherida al “código de buenas practicas tributarias desde 2013”.


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