Tomar la decisión de ser autónomo implica asumir un buen número de responsabilidades, pero también disfrutar de poder trabajar en algo que nos gusta y ser nuestros propios jefes. Dado que todo tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, con el trabajo por cuenta propia ocurre lo mismo. Dentro de las cosas menos positivas está la responsabilidad ilimitada del profesional.
Y no solo eso, desde el momento en que se pone un negocio en marcha hay que hacer frente a una serie de riesgos e imprevistos que están ahí: un accidente laboral de un empleado, un incendio, un robo, etc. A estos riesgos que son más o menos predecibles y contra los que el profesional se puede proteger, hay que sumar otros que no son tan fáciles de predecir. Lo hemos visto recientemente con la pandemia de Covid-19 que obligó a cerrar todos los negocios que no estaban calificados como esenciales.
De entre los múltiples riesgos que tienen que asumir los profesionales desde el mismo momento en que deciden poner en marcha un negocio, vamos a repasar los cuatro más frecuentes.
5Muchos de los riesgos del autónomo se pueden cubrir
Está claro que los riesgos están ahí, pero hoy en día muchos de ellos se pueden evitar si se actúa con precaución e incluso se pueden asegurar. Esto tiene un coste extra, pero es cuando se materializa el riesgo cuando de verdad nos podemos sentir contentos de haber sido lo suficientemente previsores para asegurarlo o lamentarnos por no haberlo hecho.
En la mayoría de los casos los autónomos prefieren asegurar ciertos riesgos para evitarse un desembolso económico importante en caso de que los mismos lleguen a convertirse en una realidad. Algunos ejemplos son los seguros de responsabilidad civil para profesionales, los seguros para inmuebles o vehículos y hasta los seguros multirriesgo.