Tomar la decisión de ser autónomo implica asumir un buen número de responsabilidades, pero también disfrutar de poder trabajar en algo que nos gusta y ser nuestros propios jefes. Dado que todo tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, con el trabajo por cuenta propia ocurre lo mismo. Dentro de las cosas menos positivas está la responsabilidad ilimitada del profesional.
Y no solo eso, desde el momento en que se pone un negocio en marcha hay que hacer frente a una serie de riesgos e imprevistos que están ahí: un accidente laboral de un empleado, un incendio, un robo, etc. A estos riesgos que son más o menos predecibles y contra los que el profesional se puede proteger, hay que sumar otros que no son tan fáciles de predecir. Lo hemos visto recientemente con la pandemia de Covid-19 que obligó a cerrar todos los negocios que no estaban calificados como esenciales.
De entre los múltiples riesgos que tienen que asumir los profesionales desde el mismo momento en que deciden poner en marcha un negocio, vamos a repasar los cuatro más frecuentes.
4Riesgos relacionados con los ingresos
Si algo debe tener bien claro todo aquel que se decida a empezar a trabajar como autónomo es que los ingresos nunca van a estar asegurados. Un asalariado sabe lo que va a cobrar cada mes, pero al profesional que trabaja por cuenta propia no le ocurre lo mismo. Puede que encadene algunos meses buenos, otros regulares y otros en los que sus ingresos sean muy bajos.
Esta inestabilidad en los ingresos es un riesgo importante, porque en ciertos casos puede llegar a limitar mucho a la hora de tomar decisiones. ¿Es buen momento para adquirir un nuevo vehículo para la empresa? ¿Me puedo permitir hacer un viaje? Incluso cuando sabe que tiene dinero suficiente, la mente del autónomo siempre está pensando en posibles eventualidades. De ahí que muchos profesionales sean también grandes ahorradores.