Tomar la decisión de ser autónomo implica asumir un buen número de responsabilidades, pero también disfrutar de poder trabajar en algo que nos gusta y ser nuestros propios jefes. Dado que todo tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, con el trabajo por cuenta propia ocurre lo mismo. Dentro de las cosas menos positivas está la responsabilidad ilimitada del profesional.
Y no solo eso, desde el momento en que se pone un negocio en marcha hay que hacer frente a una serie de riesgos e imprevistos que están ahí: un accidente laboral de un empleado, un incendio, un robo, etc. A estos riesgos que son más o menos predecibles y contra los que el profesional se puede proteger, hay que sumar otros que no son tan fáciles de predecir. Lo hemos visto recientemente con la pandemia de Covid-19 que obligó a cerrar todos los negocios que no estaban calificados como esenciales.
De entre los múltiples riesgos que tienen que asumir los profesionales desde el mismo momento en que deciden poner en marcha un negocio, vamos a repasar los cuatro más frecuentes.
3Riesgos relacionados con el patrimonio del negocio del autónomo
Para poder llevar a cabo su actividad es normal que el autónomo tenga que hacer un desembolso en diferentes elementos como muebles, maquinaria, equipos informáticos y hasta locales u oficinas. Todo este patrimonio que forma parte de la actividad profesional también hace aumentar los riesgos, porque puede ser robado o incluso puede quedar inservible a causa de un accidente.
Cuando un autónomo compra un bien para su negocio establece un plan de amortización. Si compra una máquina por valor de 5.000 euros la amortizará en X tiempo. Pero, ¿qué ocurre si el bien desaparece antes de que se produzca la amortización? Algunos autónomos prefieren cubrir este riesgo a través de un seguro, pero todavía hay quien asume el riesgo y prefiere arriesgarse antes que asumir un gasto más.