Habitualmente, cuando nos planteamos hacer croquetas caseras es como opción para aprovechar alguna sobra. Sin embargo, esta pequeña genialidad de nuestra gastronomía es más versátil de lo que pensamos: puedes congelarlas una vez rebozadas y tirar de ellas cuando te surjan visitas inesperadas o no sepas qué hacer para comer. Ahora bien, conseguir la bechamel perfecta, sobre todo de elaboraciones como las croquetas de marisco, requiere de una serie de pasos concretos. Aprende aquí los secretos y trucos para hacer unas croquetas de marisco que quitan el sentido de forma más fácil y con una bechamel suave.
Las croquetas de marisco se pueden preparar con cualquier tipo de producto: gambas, langostinos, gulas, carne de cangrejo… o lo que puedas tener a mano. Aunque idealmente se utilizarán ingredientes frescos, los mariscos congelados, incluso los preparados para paella, son una buena elección. Eso sí, tendrás que poner especial atención a su descongelado y absorción posterior del agua que sueltan. Veámos el paso a paso de la receta de croquetas de marisco casera.
4FREÍR LAS CROQUETAS

La masa de las croquetas, sean de marisco o de cualquier otro ingrediente, deben reposar al menos durante dos horas en un lugar templado o frío. Para ello, colocamos la bechamel en un recipiente, y la tapamos con film transparente sin dejar aire, bien pegado. Tras el tiempo de reposado, podremos manejar con mayor facilidad la bechamel para hacer las croquetas de marisco y freírlas.
Para ello, se baten los huevos, y se coloca la harina y el pan rallado. Si te ha quedado una masa muy compacta, elimina la harina y opta por pan rallado-huevo-pan rallado. Para que queden todas más o menos iguales, ayúdate de una cuchara sopera y un vaso pequeño. Con la forma adecuada, las pasas por harina, huevo y pan rallado por ese orden. Si has calentado el aceite de oliva, sumerge la croqueta sólo cuando esté bien caliente. Una vez doradas en toda su superficie de rebozado, las sacamos sobre papel absorbente para retirar el exceso de grasa. ¡A disfrutar!