Las cotizaciones de los autónomos a la Seguridad Social siempre han supuesto un tema delicado. Desde hace años los colectivos que representan a estos profesionales han venido reclamando un sistema basado en los ingresos reales, pero hasta ahora los diferentes Gobiernos habían ignorado estas peticiones por considerar que implicaba un cambio profundo y costoso.
Sin embargo, parece que después de mucha espera por fin ha llegado el momento de que un nuevo sistema de cotización se ponga en marcha. Durante las próximas semanas el Ministerio de Seguridad Social y las principales asociaciones de representación de los autónomos van a negociar sobre esta cuestión y es posible que se hagan algunos cambios sobre la propuesta inicial del Ministerio. Pero si finalmente se pasa a un sistema basado en cotizaciones reales, podría ser un gran avance tanto para los propios profesionales como para las Arcas Públicas.
Se estima que con los ajustes propuestos la Seguridad Social podría ingresar unos 2.000 millones de euros más al año, y la medida podría afectar a unos 700.000 autónomos. En cuanto a fechas, se prevé una implantación progresiva que podría darse a lo largo de 2021 y 2022.
La difícil relación entre los autónomos y sus cotizaciones
España es unos de los países europeos en los que los autónomos cotizan más. Es cierto que a cambio tienen más protección social y pueden acceder a prestaciones como la de incapacidad temporal o la de maternidad. Pero son muchas las voces que critican que la base mínima de cotización es demasiado alta.
En 2018 más de la mitad de los autónomos en activo declararon unos ingresos anuales por debajo del Salario Mínimo Interprofesional en cómputo anual. Es decir, que muchos profesionales tienen unos ingresos mensuales que a duras penas superan los 900 euros.
Sin embargo, estos profesionales cotizan por la base mínima y tienen que pagar algo más de 280 euros al mes. Esto supone que dedican más de un 30% de sus ganancias mensuales a pagar su permanencia en el RETA. Si a esto se le suma que los autónomos deben asumir otros gastos como alquiler de local, costes de marketing, etc. en muchos casos continuar con la actividad no resulta rentable.
Por el contrario, existe también un elevado porcentaje de autónomos cuyos ingresos están por encima de los 30.000 euros al año. Como los profesionales pueden elegir su base de cotización, aquellos que están todavía lejos de la jubilación o que están ahorrando para ella a través de productos como planes de pensiones, prefieren acogerse a la cuota mínima de cotización aunque podrían pagar más.
El resultado es que hay profesionales que están pagando cotizaciones muy bajas cuando podrían pagar más y autónomos con ingresos muy bajos que están pagando una cuota que para ellos es muy alta.
La nueva propuesta de cotizaciones
Lo que ha propuesto el ministro Escrivá es avanzar hacia un sistema de cotizaciones más ajustado a los ingresos reales. Para ello se prevé subir la cotización de todos aquellos autónomos que tengan ingresos anuales por encima de los 25.000 euros.
Esta medida podría afectar a unos 700.000 profesionales que cotizan en el RETA, lo que supone aproximadamente un 50% de todos los cotizantes de este régimen.
Los que estén por debajo de ese nivel de ingresos mantendrían una cotización similar a la que tienen ahora mismo, pero también se llevaría a cabo una reducción de cotizaciones para los autónomos con menos ingresos. Aunque no se han aportado datos exactos sobre ello, la propuesta prevé que haya varios tramos a los que podrán acogerse quienes tengan previsto ingresar cantidades inferiores al SMI.
De forma trimestral los autónomos podrían ajustar su base de cotización para ajustarla lo máximo posible a su situación real, y una vez al año se haría un reajuste por parte de la Seguridad Social. Lo que podría dar lugar a una reclamación si se ha cotizado menos de lo debido o a una devolución de dinero si se ha cotizado de más.
Lo que se busca, en definitiva, es establecer un sistema de cotización que sea mucho más flexible que el actual.
Nuevas cotizaciones y fomento del autoempleo
En 2013 se puso en marcha la tarifa plana para autónomos como medida para fomentar el autoempleo. Aunque iba a tener un carácter temporal, siete años después se mantiene en vigor, puesto que ha demostrado ser un buen aliciente para que aumente el número de autónomos.
Algunos especialistas creen que establecer un sistema de cotizaciones más ajustado a la realidad de los ingresos de los autónomos podría suponer también un aliciente para que muchas personas que están pensando en emprender se animarán por fin a ello. Por eso, se está planteando si la tarifa plana seguirá existiendo una vez que entre en vigor el nuevo sistema de cotización.
Por el momento no ha habido pronunciación oficial sobre este tema, pero muchas asociaciones de representación de autónomos defienden que esta medida sigue siendo necesaria y que puede ser de gran ayuda para aquellos que van a poner en marcha su propio negocio.
Una medida que no llegará para todos
El nuevo sistema de cotizaciones que se quiere implantar ha sido bien recibido por aquellos autónomos que menos ganan, pero quienes tienen unos ingresos más altos no están del todo conformes con un sistema que les va a quitar su tradicional poder de decisión sobre la base por la que quieren cotizar.
Pero más allá de profesionales contentos y descontentos, también nos encontramos con algunos que parece que van a estar fuera de este nuevo sistema. Se trata de los autónomos societarios, los religiosos y los familiares colaboradores.
Para los autónomos societarios que se les excluya de medidas que afectan a los trabajadores por cuenta propia no es ninguna novedad. Se han pasado años luchando para poder acceder a la tarifa plana y al final los tribunales les han dado la razón.
No obstante, esta que hemos analizado es solo la propuesta del Ministerio de la Seguridad Social, a medida que avancen las negociaciones con los representantes de los autónomos algunas de las previsiones analizadas pueden llegar a cambiar.