La miel es uno de los productos naturales más apreciados. Y no solo por el sabor dulce, su textura y versatilidad, sino también por las numerosas propiedades que se le han encontrado a este producto. Como potencial antibacteriano, antioxidante natural, un saludable sustituto del azúcar, fuente de proteínas, mejora la digestión, para aliviar la tos o problemas de garganta, ayudar al sistema inmunitario, etc.
Al ser algo tan preciado, muchos productores de miel adulteran (mezclas con azúcar, siropes baratos, etc.) sus productos para abaratar precios y venderte algo que realmente no es miel 100% o cuya procedencia no es europea. Además, los etiquetados son a veces muy confusos, y podrían estar vendiéndote algo que no es realmente lo que estás buscando…
2¿Qué es exactamente la miel?
Antes de nada deberías tener claro qué es exactamente la miel. Cuando nos referimos a la miel de abeja, es un alimento elaborado por las abejas a partir del néctar que recolectan de las flores. Ese néctar lo mezclarán con algunas sustancias propias de las abejas tras su almacenamiento en la colmena. Una vez ha madurado en las celdas del panal estará lista para recolectarla.
Dentro de la de abeja podrás encontrar varios tipos que pueden modificar ligeramente su color, textura y sabor. Estos tipos pueden atender a simples cambios en el método de obtención, de la época de producción (primavera o verano), o de su origen. Por ejemplo, existen mieles que solo provienen de flores de tomillo, o de flor de aguacate, o de romero, etc. La diferencia de éstas es que se posicionan las colmenas en tierras donde predominan estas flores, en vez de en lugares donde hay flores de todo tipo (mil flores).
Pero además de la de abeja, también existen otros productos que a veces se venden como miel. Por ejemplo, la famosa miel de caña. Un producto que no necesita de abejas para su producción, y que básicamente es un jarabe dulce y textura similar a la miel de abeja que se obtiene de las cañas de azúcar.