La mayoría de los autónomos ejercen su actividad en un local o oficina alquilada. El pago de la renta se convierte así en un gasto fijo al que hay que hacer frente mes a mes. Lo normal es que si se ha hecho la elección de establecimiento con cabeza no haya ningún problema para pagar la cuota mensual, pero debido a la Covid-19 estamos viviendo una situación excepcional y muchos autónomos se encuentran ahora con una falta de liquidez que no les permite (o les dificulta mucho) pagar el alquiler.
Al comienzo del estado de alarma, el pasado mes de marzo, desde el Gobierno se aprobaron diferentes tipos de ayudas destinadas a los autónomos, y entre ellas estaba la moratoria en el pago de alquileres. Sin embargo, esta medida no ha sido tan efectiva como se esperaba, ya que muchos profesionales no pudieron acogerse a ella.
Unos meses después ha crecido el número de profesionales por cuenta propia que tienen dificultades para pagar la renta, ya sea porque sus ingresos han descendido mucho o porque directamente todavía no han podido abrir.
Los autónomos del comercio y la hostelería son los más afectados
Todos los sectores están atravesando problemas para recuperarse, pero en el caso de la hostelería y el pequeño comercio las cosas son todavía más complicadas.
Los pequeños comercios están con el aforo reducido y además la bajada de turistas durante el verano ha hecho que no puedan sacarle partido a una de las épocas del año más rentables para ellos.
Algo similar ocurre con los establecimientos de hostelería. Las restricciones a este sector cambian de un día para otro según el lugar, y eso hace que remontar un negocio en esas condiciones sea extremadamente complicado.
A ello hay que sumarle que, con frecuencia, comercios, bares y restaurantes se ubican en zonas céntricas y concurridas para poder atraer a un mayor número de clientes, lo que implica que la renta mensual es más elevada que la que paga un autónomo que tenga su negocio en un barrio de las afueras.
Aquellos que tienen sus negocios en zonas turísticas se ven todavía más afectados, debido a la ausencia de turismo internacional y ahora también de turismo nacional debido a los confinamientos que se están aplicando en diferentes partes del territorio.
Cuando el pago de la renta se convierte en un problema
El pago del alquiler es uno de los gastos fijos más elevados a los que hacen frente los autónomos. Así que cuando los ingresos bajan de forma notable se produce una falta de liquidez que impide pagar la renta.
Y esto pone a los profesionales en una situación extremadamente difícil, porque si acumulan varios impagos pueden ser expulsados del local que ocupan, lo que implicaría la desaparición de su negocio.
Lo que aconsejan los especialistas en estos casos es no optar por la solución “cobarde” que implicaría dejar de pagar sin dar ninguna explicación al propietario. Lo mejor en estos casos es exponer claramente la situación frente al acreedor e intentar renegociar un nuevo sistema de pago.
Esto es mucho más fácil cuando el propietario del local es un particular y no un gran tenedor de inmuebles, porque un particular es mucho más sensible frente a la situación que estamos viviendo y seguramente puede ser más flexible a la hora de acordar soluciones como un pago fraccionado, una rebaja temporal de la cuota u otras.
La moratoria de alquileres para autónomos
Los datos demuestran que la moratoria aprobada para el pago de alquileres a la que podían acogerse los autónomos no ha sido demasiado efectiva. Esto se debe a que esta opción solo era viable para aquellos que tenían un local arrendado a un gran tenedor.
Quienes alquilan el establecimiento en el que tienen su negocio a un particular que no tiene la consideración de gran tenedor no tuvieron opción en su momento a pedir la moratoria. Aunque es cierto que en muchos casos fueron los propietarios de los inmuebles los que de motu propio y sin tener ninguna obligación llegaron a un acuerdo con sus inquilinos para facilitarles un poco las cosas.
No obstante, para aquellos que en su momento sí pudieron acceder a la moratoria aprobada por el Gobierno, la situación tampoco es fácil, porque se trata de un retraso en el pago de las cuotas, de modo que los profesionales saben que llegado un determinado momento van a tener que abonar las cantidades correspondientes a esos meses que han dejado sin pagar.
Una situación que puede suponer la ruina
Con unos ingresos que bajan y unos gastos que no se pueden reducir, muchos autónomos están ante una situación complicada que puede llevarles a tomar decisiones drásticas.
El cese extraordinario de actividad ha conseguido mantener estables los niveles de trabajadores por cuenta propia, evitando que muchos afectados por la crisis se den de baja del RETA. Sin embargo, los autónomos siguen teniendo que hacer frente a otras obligaciones como el pago del alquiler, y si no disponen de medios para ello, al final no les va a quedar más remedio que liquidar su negocio.
De hecho, se estima que miles de pequeños comercios están en riesgo y podrían desaparecer antes incluso de que acabe el año.
Los autónomos piden ayuda al Gobierno
Desde la Confederación Española de Comercio se ha instado al Ministerios de Industria, Comercio y Turismo y al de Asuntos Económicos y Transformación a que intenten ayudar a buscar una solución. No se busca tanto la imposición de medidas como que se inste a las partes a negociar.
La idea es promover el diálogo entre propietarios e inquilinos para poder llegar a acuerdos e incluso poner fin a la obligatoriedad del cumplimiento del contrato.
Es una situación muy compleja con una difícil solución, pero todos los expertos parecen coincidir en que la única opción viable es que inquilinos y propietarios lleguen a acuerdos que sean lo menos lesivos posible para cada uno de ellos. Esto podría hacer que muchos negocios que ahora mismo están en riesgo cojan un balón de oxígeno que les permita remontar el vuelo.