A la elevada presión fiscal que ya sufren de por sí los autónomos se suma el hecho de suelen tener el vigilante ojo de Hacienda siempre sobre ellos. Cada año se realizan miles de inspecciones a estos profesionales, algo que hace que la relación entre el Fisco y los profesionales que trabajan por cuenta propia no sea precisamente sencilla y fluida.
Sin embargo, es posible que las cosas estén a punto de cambiar. Desde hace un tiempo la nueva estrategia de la Agencia Tributaria se centra en descubrir a los conocidos como “grandes defraudadores”, lo que implica que la supervisión sobre los autónomos podría dejar de ser tan exhaustiva como lo es ahora mismo, ya que no son ellos precisamente los que más defraudan.
2Menos inspecciones suponen un balón de oxígeno para los autónomos
En plena crisis del coronavirus y con muchos negocios pendientes de un hilo, los técnicos de Hacienda consideran que seguir aumentando el control sobre autónomos y pymes carece de todo sentido. No es solo es que las cantidades defraudadas detectadas suelan ser bajas, es que además las sanciones que se imponen pueden ser ahora más perjudiciales que nunca.
Si a un autónomo que está atravesando una grave crisis se le reclaman unos pocos miles de euros por una deuda de hace unos años, no solo se aumenta alarmantemente su nivel de estrés por no poder pagarla, sino que puede ocurrir que sea la propia reclamación de Hacienda la que le lleve a cerrar su negocio definitivamente.