Netflix es una acción (compañía) peculiar. Un fiel reflejo de la llamada nueva generación de negocios en la que los beneficios o las deudas dejaron hace tiempo de importar. En las nuevas ecuaciones solo hay dos partidas relevantes: cuántos clientes tiene y cuánto ha pagado por obtenerlos. Lo demás queda en un segundo plano. El problema es que la actual pandemia ha retorcido todavía más las cosas, de tal manera que las actuales cifras que ha presentado recientemente hace mucho tiempo que dejaron de importar. Aunque en lo que no hay duda es que la plataforma reinará los próximos meses.
El pasado miércoles 21 de octubre, las acciones de la compañía se precipitaban con fuerza. La razón es que uno de sus dos indicadores, los clientes, había tenido una mala evolución trimestral. En concreto, solo añadió 2,2 millones de usuarios netos a su plataforma, una cifra que se situó por debajo de las estimaciones de los analistas. En esto no hay trampa ni cartón, de hecho, cada vez que la compañía ha reportado malos números en clientes el mercado le ha castigado con fuerza. Pero ¿es un síntoma de agotamiento de su negocio?
La respuesta es que más bien todo lo contrario. En realidad, Netflix está en plena forma. De hecho, los malos datos de la compañía, si queremos llamarlos así, no se deben a la llegada de sus competidores, sino a la reapertura de restaurantes, bares, zonas de ocio e incluso los cines, tras meses cerrados. En otras palabras, los clientes abandonaron en cierta medida la plataforma porque estaban ávidos de volver a tener vida social e interactuar con conocidos y extraños después de muchos meses encerrados.
EL INVIERNO DE NETFLIX
Pero el sol dejará paso a la lluvia, el frío y algo más adelante la nieve. Un cambio que siempre invita a quedarse en casa y que siempre ha representado el gran desafío para el sector de la restauración. Ahora, la pelea se ha vuelto todavía más desigual. Los bares y restaurantes están fuertemente limitados en aforo e incluso (muchos) cerrados. En el caso de los cines es todavía peor porque están flanqueados por dos peligros: primero el cierre forzoso como ya han ejecutado muchas grandes salas de cine. Y para los que todavía sigan abiertos la oferta de películas que pueden mostrar ha caído estrepitosamente.
Aunque la falta de nuevas producciones (una rotura de stock en el argot de los negocios) no solo es un problema que atenaza a los cines, también a los grandes competidores de Netflix. La gran amenaza sigue siendo Disney, aunque su poder de atracción ha dejado mucho que desear desde sus inicios. «Hasta ahora, Disney + ha prosperado principalmente gracias al poder de la marca, mientras que carece de contenido nuevo real», argumentaba la columnista de Bloomberg Tara Lachapelle.
Una ventaja que pronto terminará. De hecho, Walt Disney anunció recientemente una reorganización de sus operaciones para hacer girar a todo su equipo en torno a nuevas iniciativas para su plataforma de transmisión. En otras palabras, que el equipo probablemente más preparado y brillante del mundo en materia de entretenimiento pondrá todo su empeño en sacar nuevos materiales para surtir a Disney +. Una situación que, como poco, suena desafiante para el equipo de Netflix.
Disney + será el gran rival para Netflix, pero no el único. Amazon Prime también ha empezado a darle importancia a su servicio de transmisión y HBO ha generado HBO Max para intentar salir adelante en un sector cada vez más competitivo. Pero hasta que llegue todo eso, y tardará más por la pandemia, nadie será capaz de quitarle el trono a Netflix.