Las espinacas son una de esas verduras que los de cierta generación identificamos con Popeye el Marino, pero que para la gran mayoría son un trauma de la infancia: ¡comer espinacas a la fuerza! Es el mayor error en la educación en alimentación que podemos cometer con los niños y adolescentes. Debemos vestir mejor este tipo de verduras y hortalizas para que no solo no las repudien sino que terminen gustando (algo que con el tiempo, probablemente, pasará). Una buena estrategia es preparar recetas que ‘enmascaren’ ese sabor a verde. Por ejemplo, con una receta de espinacas con bechamel y queso, que si, además, lo gratinas al horno, o lo metes en unos canelones, seguro que triunfa. Nosotros hoy vamos a ver cómo hacer una receta de espinacas con bechamel sencilla y saludable con la que variar nuestro menú semanal.
5CÓMO PREPARAR Y HACER LAS ESPINACAS
Si has optado por la opción más aconsejable, la de utilizar la verdura fresca, ten en cuenta que cuando están más tiernas es en primavera, aunque las podemos consumir prácticamente todo el año. Cuando las compres, fíjate en que no estén arrugadas o maltratadas. Se sabe que son frescas por el tacto, y por la intensidad de su verde. Eso sí, no esperes a hacerla días: siempre en el momento.
Pon agua a hervir en una cazuela mientras tú lavas bien las espinacas. Cuando estén hirviendo el agua, se añaden. Ten cuidado con las cantidades de espinacas: mejor siempre añadir un poco más que un poco menos, porque, una vez cocidas, al perder el agua, quedan en nada. Dejamos que se hagan unos minutos. El tiempo final dependerá tanto más del tipo de agua como de la espinaca. Comprueba con la punta del cuchillo en la zona blanca si hunde para certificar que está cocida. Las escurrimos bien, y las reservamos mientras hacemos la bechamel.