Cuando se trata de tributación los autónomos no pueden tomarse ni un descanso. A las obligaciones habituales con Hacienda como la presentación de la autoliquidación trimestral del IVA y el IRPF se puede sumar ahora un nuevo impuesto aplicable a las bolsas de plástico que busca reducir el consumo de este producto.
La Unión Europea tiene declarada la guerra al plástico, y desde hace algún tiempo está adoptando medidas que lleven a reducir el consumo de este material que es altamente contaminante porque tarda siglos en degradarse. Esto está obligando a los Estados miembros a adoptar diferentes medidas.
En España una de las últimas medidas implantadas para fomentar la sostenibilidad es imponer a los establecimientos comerciales la obligación de cobrar las bolsas de plástico que dan a sus clientes. Y lo cierto es que ha sido una medida efectiva, ya que a día de hoy la mayoría de los consumidores hacen la compra con sus propias bolsas reutilizables de tela u otros materiales.
Pero el objetivo del Gobierno es ir un paso más allá y hace unos meses se aprobó el anteproyecto de ley de residuos y suelos contaminados. Una norma que, en caso de aprobarse, supondría el establecimiento de un impuesto sobre el plástico, algo que afectaría de forma directa a los autónomos.
La doble tributación de las bolsas de plástico
El anteproyecto prevé el establecimiento de un impuesto sobre diversos tipos de plásticos de uso común, entre los que se encuentran los vasos para llevar el café, las toallitas higiénicas, las pajitas para la bebida, las bolsas de la compra e incluso los embalajes.
El problema aquí es que sobre las bolsas de plástico ya recae un impuesto establecido en virtud de un Real Decreto Ley de 2018, que es precisamente el que ha dado lugar a que todos los establecimientos cobren a sus clientes por las bolsas elaboradas con plástico.
Aunque el objetivo de la norma es tan noble como proteger el medio ambiente y conseguir un consumo más sostenible. Lo cierto es que, si la doble imposición llega a darse, los autónomos van a ser los grandes perjudicados.
La ilegalidad de esta situación que afectaría a los autónomos
El anteproyecto de ley tiene todavía mucho recorrido parlamentario, y de aquí a que sea aprobado el texto definitivo puede haber muchos cambios con respecto a lo que dice el anteproyecto. No obstante, si se llega a establecer un impuesto sobre las bolsas de plástico, estaríamos ante un caso de doble imposición.
En base a esta los autónomos tendrían que pagar dos impuestos sobre un mismo objeto, y esto es algo que nuestra legislación no permite. Sin embargo, en caso de que la doble imposición se materialice, los afectados tendrían que recurrir al Tribunal Constitucional, lo que implica que durante unos meses se verían obligados a pagar esos dos impuestos sobre el mismo elemento.
En este caso lo lógico sería que el Tribunal declarara inconstitucional el precepto de la ley de residuos y suelos contaminados que establece el gravamen sobre las bolsas de plástico por existir ya un impuesto que las grava y que data de 2018.
Algunos autónomos se verían más afectados que otros
Las bolsas de plástico pueden parecer un objeto poco importante, pero lo cierto es que son esenciales en ciertos negocios que suelen estar en manos de autónomos. Las necesita la farmacia para entregar las medicinas a sus clientes, pero también los establecimientos de hostelería para que la clientela se pueda llevar las sobras, o las papelerías para que sus clientes puedan llevar cómodamente los libros, bolígrafos y otros enseres que hayan comprado.
Esto implica que muchos profesionales deben comprar bolsas de plástico y hacerlo además en gran cantidad. Al existir un impuesto sobre estas, el gasto se ha visto incrementado. Y si hubiera un nuevo impuesto, el costo sería todavía más alto.
Ante una situación de este tipo a los autónomos solo les quedarían dos vías de escape. O bien repercutir el impuesto en sus clientes subiendo los precios, lo que seguramente les llevaría a perder clientela, o bien asumir ellos mismos el coste extra y perder con ello rentabilidad. En cualquier caso, los autónomos salen perdiendo.
Un impuesto muy rentable para el Estado
El objetivo del gravamen sobre las bolsas de plástico es desincentivar un consumo excesivo de las mismas. En poco tiempo hemos dejado atrás la vieja costumbre de coger bolsas y bolsas en el supermercado.
Mientras que antes era habitual que en las casas hubiera una gran cantidad de bolsas de plástico de todo tipo de establecimientos comerciales, esto ya es cosa del pasado. Hoy en día estos elementos son muy escasos.
Al tener que pagarlas, muchos consumidores han decidido invertir en sus propias bolsas reutilizables y ya no vuelven del súper cargados con bolsas de plástico casi vacías. Es decir, que el impuesto establecido en 2018 ha funcionado.
Y el resultado también ha sido positivo para las Arcas Públicas, porque en 2018 se recaudaron 26 millones de euros en concepto del impuesto aplicado sobre las bolsas de plástico. Si llega a aplicarse el impuesto que prevé el anteproyecto de ley de residuos y suelos contaminados, la recaudación anual podría llegar a los 700 millones de euros.
¿Qué pueden hacer los autónomos?
Las medidas que sancionan la utilización de los llamados plásticos de un solo uso van a seguir endureciéndose en los próximos años debido a la normativa europea, así que a los autónomos no les queda más remedio que buscar alternativas para no acabar perdiendo rentabilidad a base de pagar impuestos.
Ya hay profesionales que están buscando salidas originales y menos costosas. Por ejemplo, algunos restaurantes entregan a sus clientes las sobras de la comida en una bolsa de tela con el logo y el nombre. Así no solo se ahorran el impuesto de las bolsas de plástico, sino que crean un elemento publicitario que el cliente va a usar en múltiples ocasiones, permitiendo que su establecimiento sea más conocido.
También hay cafeterías que en lugar de dar vasos de plástico para que sus clientes se lleven el café para llevar no tienen problema en ponerlo en el termo de los consumidores o incluso venden termos y vasos de porcelana para llevar con el nombre y el logo de la empresa.
Poniéndole un poco de imaginación, muchos autónomos pueden encontrar en esta situación complicada una razón para seguir innovando y destacar frente a la competencia.