En ocasiones, nuestro cuerpo tiene reacciones que no llegamos a comprender por qué suceden, o cómo llegan a hacerlo. Como por ejemplo, cuando se nos pone la piel de gallina. Como todo, esto tiene una explicación lógica y estudiada, y la verdad, es que hay varias razones para que nuestro cuerpo llegue a ellas.
Al igual que tus dedos se arrugan cuando pasas mucho tiempo en el agua, nuestra piel y vello se erizan dependiendo de qué estímulos percibamos. Si alguna vez te lo has preguntado, pero no te has molestado en buscar la razón, ya que no cambiaría nada en tu vida, te vamos a dar la información detallada de cómo y por qué ocurre.
3¿Qué es lo que eriza la piel?
Son muchas las razones por las que el vello cambia de su estado normal a estar tieso, y la piel con una textura rugosa. Las principales y más comunes pueden ser: los sobresaltos, los sustos, nervios, tocar superficies extrañas, el agua fría, estremecimiento, excitación sexual, estar expuesto a bajar temperaturas, sentir emoción y una alteración del ánimo
Como has podido darte cuenta, algunas de ellas tienen que ver con las bajas temperaturas, pero también están las situaciones que son producidas por lo contrario, los estímulos sexuales por ejemplo. Esta es nuestra naturaleza que nos lleva acompañando desde que el hombre tenía mucho más vello en el cuerpo. Es decir, ya desde los años prehistóricos. El tener mucho vello desarrollaba en los humanos un mecanismo para mantener el calor corporal del cuerpo, y esto era posible por que el vello se erizaba para que el pelaje se hinchara.
La piel de gallina se produce más comúnmente por estar expuestos a un susto o sobresalto. Igual que nuestra piel tiene una respuesta involuntaria, nosotros también la tenemos, como cuando huimos o incluso enfrentarnos a ese peligro. Cuando se eriza la piel, representa una sensación de poder y superioridad para que el enemigo se asuste.
Es un mecanismo que también tienen algunos animales, como los gatos o los osos. En las personas humanas simboliza el poder y la ausencia del miedo. Las zonas en las que suele erizarse la piel con más frecuencia y facilidad son las piernas, los antebrazos, el cuello, la nuca, el rostro y la cabeza.