El sabio de Hortaleza, a la sazón Luis Aragonés, tenía un mantra que se hizo muy popular: y ganar, y ganar, y ganar. El presidente de ACS parece haberlo adoptado, y adaptado. Porque una de las características que definen la carrera profesional de Florentino Pérez se podría resumir en la siguiente frase: y vender, y vender, y vender. Incluso la venta de una de las joyas de la corona: Cobra. ¿Por qué?
Si hay una obsesión que Florentino Pérez tiene marcada a fuego esa no es otra que la deuda. Algo que admite en los consejos de administración cuando es menester. Y no sólo en ACS. Cuando aterrizó en el Real Madrid allá por el año 2000, dicha deuda era de 46.200 millones de pesetas (unos 277 millones de euros). Para enjugarla, la solución fue vender los terrenos de la conocida como ciudad deportiva. Lo hizo por 60.000 millones de pesetas (unos 360 millones de euros). La deuda a corto se quedó a cero.
A la posible venta de Cobra podrían seguir otras como las de las filiales Cimic y Clece
Más cerca en el tiempo, concretamente en 2019, y en ACS, Florentino Pérez hizo lo propio con diferentes activos. Así, vendió al fondo Hermes el 74% de seis autovías por 950 millones de euros. O su proyecto de energías renovables Zero-E, por 2.200 millones. O la autopista Northeast, en Canadá, por 428 millones al fondo francés Meridiam. O una autopista de EEUU al fondo TIAA por 400 millones. Y eso que un año antes había logrado dejar la deuda de ACS a cero: se pasó de los 153 millones de euros en 2017 a un saldo positivo de caja neta de tres millones en 2018).
Ahora le toca el turno a Cobra. Florentino Pérez está negociando la venta de su constructora industrial a la francesa Vinci (uno de sus mayores rivales por alcanzar el podio de ser la mayor constructora del mundo). La razón hay que buscarla, otra vez, en la deuda. ¿Precio? La oferta no vinculante del grupo francés es de unos 5.200 millones de euros.
LA DEUDA DE FLORENTINO PÉREZ
Que el Consejo de ACS haya decidido continuar las negociaciones con el grupo francés Vinci se debe que Florentino Pérez vuelve a estar preocupado por la deuda y por la caja. Ya en el primer trimestre de 2020, en el que la pandemia hizo acto de presencia, la deuda del grupo ACS se había disparado un 165% respecto al mismo periodo del año anterior.
En concreto, 2.374 millones de euros, lo que equivalía al 0,8x el Ebitda anualizado. Dicho de otra manera, había aumentado en 1.477 millones. Entonces se debió, entre otras causas, a los pagos derivados de la salida del mercado de Oriente Medio por parte de Cimic (unos 800 millones de euros), el incremento en las inversiones, y la remuneración al accionista.
La tendencia ha continuado. Así, en el primer semestre, la deuda ha engordado hasta 2.699 millones de euros. Por tanto, se trata de 1.974 millones más que hace un año. ¿Motivos? Pagos de la salida de BICC por parte de Cimic, el aumento en las inversiones operativas y financieras, más el incremento de la autocartera de ACS y Hotchtief.
ACS Y LA PANDEMIA
ACS, como el resto de las constructoras, está notando seriamente los efectos de la pandemia en sus resultados. Unos resultados que tardaron más de la cuenta en ver la luz: concretamente, lo hicieron a mediados del mes de agosto. Ganó 361 millones de euros, un 30,9% menos que en el mismo periodo del año anterior.
La caída del tráfico en las autopistas de Abertis fueron parte importante de dicha caída. También Clece vio frenar su actividad de limpieza y mantenimiento. Incluso su área constructora tuvo un beneficio inferior al del mismo periodo del año anterior en un 3,7%. En total, sus ingresos cayeron un 2,6%, y el Ebitda fue de 1.345 millones de euros (-17%).
La incertidumbre sigue patente por la evolución del virus. Y, dependiendo de los resultados, Cobra podría no ser la única compañía que Florentino Pérez pondría en el escaparate. De hecho, su filial australiana Cimic ya estuvo en el mercado. Y podrían venderla entera, o por partes. Clece podría seguir la misma senda. Filiales no le faltan. Y vender, y vender, y vender.