domingo, 15 diciembre 2024

Cómo preparar una crema de castañas exquisita en pocos minutos

El otoño también es rico en productos de temporada: las manzanas están en su apogeo; la pera de temporada está espectacular, con las lluvias han florecido las setas y los hongos para los amantes de la micología… y también aporta algunos frutos que son manjares muy versátiles y que identificamos con el frío. Y es que no hay nada como caminar cuando arrecia el frío con unas castañas recién asadas en las manos. ¡Calientan el alma! Sin embargo, las castañas nos dan mucho más juego en la cocina, como nos hemos propuesto mostraros. Ya sea para hacer un puré de castañas, una crema suave, como salsa o como dulce, las castañas son un alimento nutricionalmente saludable que merece la pena conocer y probar. Te enseñamos cómo preparar una crema de castañas exquisita en muy pocos minutos.

A nivel nutricional, las castañas son ricas en minerales básicos como el hierro, el calcio y el fósforo. Como cualquier otro fruto seco, también aporta sodio y potasio en cantidades más que notables. Aunque, eso sí, la castaña es uno de esos frutos de las naturaleza que los diabéticos deben moderar su consumo. Por el contrario, se tiene como un alimento muy adecuado tanto para niños como para embarazadas y personas mayores -siempre y cuando, insistimos, no sean diabéticos-.

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PRIMER PASO: ASAR LAS CASTAÑAS

castañas asadas

Con todos los ingredientes preparados, comenzamos esta receta de crema de castañas asadas. Por supuesto, el primer hito es asar las castañas. Para ello, mientra calentamos el horno a 200 grados, humedecemos ligeramente las castañas antes de hacerles un pequeño corte en el medio (para que no salten, y para comprobar que no hay ningún otro inquilino dentro en forma de gusanos de la naturaleza, conocidos como cocos). Se colocan sobre la bandeja del horno y cuando tengamos todas en ella, las asamos durante unos 20 minutos. Comprueba si están en su punto con la punta de un cuchillo: si están blandas, perfecto. Antes de pelarlas hay que dejarlas reposar sobre un paño, que también consigue que no pierda la humedad. Cuando estén templadas, pelamos, troceamos y reservamos.


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