Que levante la mano quien no se sepa la canción del Mercadona. Canción, por denominarla de alguna manera. Porque la música es breve… ¡y qué decir de la letra! Vendría a ser algo así: “Merca-do-o-na. Merca-dona”. Todo un hit que ha penetrado en la mente de los consumidores y que ha llegado para quedarse. Un éxito para una tierra, la valenciana, origen de la enseña fundada por Juan Roig, donde la música es santo y seña.
Otros competidores de Mercadona optan por el hilo musical en sus pasillos, como es el caso de Carrefour. Y hay quien prefiere el sonido del silencio, no confundan con la canción de Simon y Garfunkel, sino que entrar en sus dependencias supone oír únicamente los decibelios que producen los allí presentes. Es el caso de Lidl o DIA.
Para quien lo desconozca, el jingle del Mercadona lleva ya presente entre los consumidores más de tres décadas. Y ahí seguirá, para deleite de sus fanáticos. A lo largo de la historia, no son tantas las canciones que han perdurado de generación en generación. Pero hay algunas, que por haber calado tan hondo, por repetirse durante décadas, o porque los padres se las han pasado a sus hijos, e incluso a sus nietos, perduran en el acervo popular.
Se trata de canciones asociadas a marcas. Un reclamo publicitario que suele ser alegre, pegadizo al más puro estilo canción del verano, y con una melodía atractiva para que permanezca en el recuerdo del consumidor. Un primer avance: Cola-Cao, BIC, Famosa, Coca-Cola, El Almendro, Danone, Isabel, Canal +… ¿Adivinan cuáles son sus canciones?
3COCA-COLA Y DANONE
Siguiendo este ejemplo de canción con letra más alargada, por definirlo de alguna manera, nos encontramos con Coca-Cola. A lo largo de su historia, muchos anuncios de la marca de refrescos han incluido canciones. Una, también larga, es aquella que comenzaba con “al mundo entero quiero dar un mensaje de paz…”. Una especie de villancico, allá a principios de los años 70, que penetró en la mente de los ciudadanos profundamente, porque eran tiempos convulsos, y porque en el mismo había personas de diferentes razas. De la marca también es famoso su “la chispa de la vida”.
Coca-Cola, como Famosa, o como El Almendro, apelaban a la emotividad. A la parte íntima de las personas. A los sentimientos. Y, los sentimientos, muchas veces son incontrolables. Por eso, los sentimientos se asocian con los impulsos de compra.
Son mensajes sencillos y directos, sin ambages, y reconocibles al instante. Dependiendo del momento, su melodía puede ser más o menos alegre, evocadora, romántica… Divertida era la música de los conguitos: “Somos los conguitos y estamos requetebién. Vestido de chocolate con cuerpo de cacahuet”. Para los más jóvenes, era un cacahuete relleno de chocolate. Todo un manjar.
También alegre era el anuncio de las natillas Danone: “Natillas, Danone, listas para gustar. Como, nos gustan, en el postre o al merendar”. O el de Canal+: “Me gusta el fútbol, los domingos por la tarde es la mayor, de mis aficiones”. Y, como no, el de Farala: “Tenemos chica nueva en la oficina, que se llama Farala y es divina”. En este último caso, se trataba de una colonia. Pero, en el transfondo, lo que había era una apuesta por la mujer en los años 80. ¿Alguien recuerda la letra de después? No importaba.
También pegadizo fue el jingle del Ministerio de Agricultura: “Pezqueñines, no gracias, debes dejarlos crecer”. O el de Tosta Rica: “¿Qué queréis desayunar?”, preguntaba Teresa Rabal. Y un grupo de niños contestaba: “Tosta Rica y nada más”. La competencia, ni tocarla a la hora de hacer la compra. Y, a la hora de comprar, nada mejor que hacerlo sabiendo los ingredientes. “Leche, cacao, avellanas y azúcar. Nocilla”. En el caso de Isabel, su “que bien, que bien, hoy comemos con Isabel” se convirtió en un clásico.
Mercadona, Coca-Cola, Danone, El Almendro y otras muchas marcas han visto en los jingles un filón para incrementar sus ventas. Y han triunfado porque han sobrevivido al paso del tiempo. ¿Están cantando algunas de estas melodías? Si no ahora, lo harán quieran o no.