Que levante la mano quien no se sepa la canción del Mercadona. Canción, por denominarla de alguna manera. Porque la música es breve… ¡y qué decir de la letra! Vendría a ser algo así: “Merca-do-o-na. Merca-dona”. Todo un hit que ha penetrado en la mente de los consumidores y que ha llegado para quedarse. Un éxito para una tierra, la valenciana, origen de la enseña fundada por Juan Roig, donde la música es santo y seña.
Otros competidores de Mercadona optan por el hilo musical en sus pasillos, como es el caso de Carrefour. Y hay quien prefiere el sonido del silencio, no confundan con la canción de Simon y Garfunkel, sino que entrar en sus dependencias supone oír únicamente los decibelios que producen los allí presentes. Es el caso de Lidl o DIA.
Para quien lo desconozca, el jingle del Mercadona lleva ya presente entre los consumidores más de tres décadas. Y ahí seguirá, para deleite de sus fanáticos. A lo largo de la historia, no son tantas las canciones que han perdurado de generación en generación. Pero hay algunas, que por haber calado tan hondo, por repetirse durante décadas, o porque los padres se las han pasado a sus hijos, e incluso a sus nietos, perduran en el acervo popular.
Se trata de canciones asociadas a marcas. Un reclamo publicitario que suele ser alegre, pegadizo al más puro estilo canción del verano, y con una melodía atractiva para que permanezca en el recuerdo del consumidor. Un primer avance: Cola-Cao, BIC, Famosa, Coca-Cola, El Almendro, Danone, Isabel, Canal +… ¿Adivinan cuáles son sus canciones?
2CUESTIÓN DE SENTIMIENTOS
Que sean fáciles de recordar, que sean un distintivo de la marca, y que transmitan un mensaje positivo sobre la misma. Estos tres pilares son básicos para que el mensaje de Mercadona, El Almendro, o Isabel capte la atención de los consumidores y cale entre ellos. Y, si cala, será sinónimo de más compras.
La Navidad suele ser una época en la que los sentimientos afloran, y donde se realizan más compras. También suele ser un momento de recuerdo. Y eso lo aprovechó El Almendro. La marca de turrones se convirtió en un clásico con su “Vuelve, a casa vuelve, por Navidad”. La magia de la Navidad hacía que el hijo pródigo regresara a casa.
Otra marca, Anti Xixona, optó por el lado más divertido de la Navidad con su “Queremos turrón, turrón, turrón, pero vea que sea Anti Xixona”. Es decir, que no opte por otros, que el nuestro es sinónimo de alegría.
La diferencia entre uno y otro está en que, mientras El Almendro no incluía la marca en la melodía (al final, una voz en off la nombraba), Anti Xixona sí lo hacía, y remarcaba que el consumidor mirara bien a la hora de elegir. Claro está, su marca era mejor. Nombrar la marca, de una forma u otra, es fundamental para que acabe generando recuerdo. El caso más claro es el de los bolígrafos BIC: “Bic naranja escribe fino. BIC cristal escribe normal. Dos escrituras a elegir. BIC, BIC, BIC, BIC, BIC”. Hipnotizaba tanto BIC.
Si echamos todavía más la vista atrás, hay dos clásicos entre los clásicos. El pionero, por definirlo de alguna manera, sería Cola-Cao, y su negrito del África Tropical. Tal fue su influencia, que la compañía pasó de tener 17 trabajadores a un centenar en solo un lustro.
Otro que caló enormemente fue el de las muñecas de Famosa: “Las muñecas de Famosa se dirigen al portal, para hacer llegar al niño su cariño y su amistad. Y Jesús en el pesebre se ríe porque está alegre. Nochebuena de amor. Navidad jubilosa. Es el mensaje feliz de las muñecas Famosa”.
Como puede apreciarse, el nombre de Famosa aparece en dos ocasiones. Y, aunque pueda parecer largo, no sobrepasa los 30 segundos, el tiempo que se estima máximo para que un mensaje de estas características cale.