Se ha convertido en un clásico de la mesa sobre todo para aquellos amantes de las hamburguesas y los perritos calientes. Históricamente, el grano de mostaza ya aparece en la Biblia. Griegos y romanos también la utilizaron, sobre todo para especiar carnes y pescados. A la Galia llegó posteriormente. Y hoy Francia produce hoy una de las más afamadas, la de Dijón, cuyo origen se remonta a finales del siglo XVI.
A Jonatan Armengol, el único crítico invidente de España, le hemos puesto en la tesitura de probar no la afamada de Dijon, sino la que habitualmente se vende en los supermercados en unos botes que intentan asemejarse a su color. Y si quieren saber cuál es el resultado, vean este vídeo. O, mejor dicho, su cara. Una imagen, nunca mejor dicho, vale más que mil palabras.