El huevo es uno de los alimentos más versátiles de nuestra gastronomía. Lo podemos comer solo, con algún tipo de guarnición, o incluirlo como un ingrediente en un sinfín de recetas. Durante mucho tiempo estuvo bajo la lupa, y se lo vinculaba con un alarmante aumento de los niveles de colesterol en sangre, así que se recomendaba consumir con mucha precaución. Hoy día contamos con ciertos de estudios que demuestran que no se trata para nada de un alimento dañino, al contrario, protege el organismo y disminuye el riesgo de aparición de enfermedades cardiovasculares. Y más aún: es capaz de convertir el colesterol malo en bueno.
1EL HUEVO NO ES TAN CALÓRICO COMO PENSÁBAMOS
Esto significa que el huevo no es un enemigo, sino un aliado en una alimentación sana y equilibrada, con muy pocas calorías. El peligro de este alimento reside en la forma en la que lo preparamos y los ingredientes que lo acompañan. Patatas fritas con diferentes tipos de salsas, embutidos y carnes ricas en grasas, son el complemento habitual en el famoso plato de huevos fritos, lo cual sí que repercute en el nivel calórico y hace que el consumo de grasas poco saludables se disparen. Pero al mismo tiempo es una de las preparaciones favoritas de millones de personas en todo el mundo. La buena noticia es que podemos cocinar un huevo frito de maneras alternativas para que quede igual de rico pero no engorde nada de nada.