La tortilla de patata. Un clásico entre los clásicos. Posiblemente el ‘Santo Grial’ de la cocina española. No hay nadie a quien no le guste y es uno de nuestros platos típicos junto con la paella, la fabada o el gazpacho. Al margen del debate con o sin cebolla, nos gusta sobre todo jugosa, pero para muchos tiene una pega, y es que no es precisamente ideal para mantener la línea. Pues también para eso hay solución y te indicaremos cómo hacer una tortilla de patatas no sólo jugos y rica sino que no engorde.
Vale para un pintxo, una ración, para un buen bocata o el ya clásico tupper y llevártelo al trabajo o a un picnic. Siempre apetece y es tan adictiva como deliciosa. Ya tú eliges si eres de los de sin o de los de con cebolla, o si eres de los que les gusta hacer ‘tortilla de…’, desde la típica con chorizo hasta las más elaboradas de otros ingredientes. La imaginación es el límite pero en este caso nos centramos en la tradicional pero hecha de un modo especial para que sea más ligera.
4La fritura de las patatas para aligerar
Al final, todo el contenido calórico dependerá de la cantidad de aceite frito que absorban las patatas. Y por supuesto, como sabemos, no es lo mismo las patatas del bar de la esquina procesadas, o de un restaurante con estrella Michelín, o tus patatas caseras, que has cuidado y has dedicado un tiempo en que la calidad del aceite y su limpieza sea la óptima para una tortilla de patatas saludable. Así, cortamos la cebolla lo más finamente posible y la freímos a fuego lento en una sartén durante unos 10-20 minutos hasta que comiencen a caramelizar, revolviendo con frecuencia.